“La historia de mi esposa” de Ildiko Enyedi es una insulsa historia de amor que se sostiene por las brillantes actuaciones de Gijs Naber y Léa Seydoux.
La historia de mi mujer (2021)
Puntuación: ★★½
Dirección: Ildikó Enyedi
Reparto: Léa Seydoux, Gijs Naber, Louis Garrel, Jasmine Trinca, Josef Hader, Udo Samel y Sergio Rubini
Disponible: VOD Google Play
Basada en la novela de 1942 La historia de mi esposa de Milan Fust; la película narra el romance intermitente entre el Capitán Jakob Storr (Gijs Naber) y Lizzie (Léa Seydoux), la esposa que conoció en un café luego de una apuesta con un amigo de que se casaría con la primera mujer que conociera. Quizás no sea sorprendente que esta no resulte ser una estrategia exitosa para encontrar un compañero de vida, pero la película toma mucho tiempo para hacer este punto interesante y que tenga sentido más por los tiempos en que vivimos.
La hermosa producción de época se desarrolla en mares tormentosos y en lugares hermosos entre París y Hamburgo que ayudan a elevar el material a la hora de atrapar al espectador, pero carece de la originalidad chispeante y la ligereza con la que trata de su historia se siente una pérdida de tiempo, detalle que no se puede pasar por alto teniendo como referencia la anterior película de su directora On Body and Soul, cinta que no era nada sutil, ni ligera y mucho menos complaciente, lo cual al ver ‘La historia de mi esposa, se siente como un retroceso.
La historia de mi mujer está ubicada en los años veinte del siglo pasado, una época cambiante a la que se tendrá que acostumbrar Jacob (Gijs Naber), un exitoso capitán de buques mercantes. Un tipo solitario que un buen día decide acabar con su soltería, tras una charla en un café con un amigo. De forma inesperada, apuesta que se casará con la primera mujer que entre y lo consigue. Esa mujer es Lizzy (Léa Seydoux), una parisina enigmática de la que Jacob se enamorará inmediatamente. Una mujer moderna, alejada de la tradición que Jacob ha vivido en su ciudad natal, la neerlandesa Arnhem.
Profundas diferencias de caracteres y aspiraciones vitales harán que dicho matrimonio se vuelva una relación tóxica. Relación que se nos cuenta en siete episodios, que transitan desde la pasión inicial a la irremediable fase de desamor. Siempre con los celos de él como eje central, ya que, casi desde el principio, Jacob sospecha de su mujer. Especialmente cuando aparece la figura de Dedin (Louis Garrel, totalmente desaprovechado) una especie de vividor que de maneras sensuales se convierte en amigo de la mujer, especialmente aprovechada por las largas ausencias que sufre el matrimonio debido al trabajo de este.
El filme se sostiene por las actuaciones de sus protagonistas, por su parte el actor holandés Gijs Naber, cuyo imponente físico logra construir la figura de Jakob Storr quien tiene un aspecto viril y logras creer que es un marinero de carrera que decide tomar una esposa después de una sugerencia de que podría ayudar a aliviar el dolor causado por la “enfermedad del hombre de mar”.
Por otro lado, Seydoux es tan carismática y descarada como siempre, pero el papel de Lizzie es enloquecidamente esquivo y poco desarrollado. Quizás la principal decepción de la película, aparte de su enfoque convencional y sin vida, es el hecho de que está tan preocupada por la figura de Jakob, que descuida bastante al personaje femenino que siendo sinceros es mucho más interesante.
El filme está bellamente filmado, la fotografía crea un ambiente cálido y romántico que aporta a la construcción de la historia, incluso se torna fría cuando llega a los puntos climáticos de la relación, pero su ritmo decae bastante debido a su excesivo metraje (casi tres horas) y su frialdad con la que trata el tema aleja a cualquier espectador cuyo mensaje plenamente actual, sobre el desconcierto masculino nunca se profundiza como debería.