En Guatemala, una joven entra en una odisea cuando busca desesperada a su hermana en el mordaz drama de Justin Lerner que reúne a los protagonistas de “La jaula de Oro”.
CRFIC 2022 | Cadejo Blanco (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Justin Lerner
Reparto: Brandon López, Karen Martínez, Rudy Rodriguez, Pamela Martínez y Juan Pablo Olyslager
El nuevo trabajo del norteamericano Justin Lerner es un home run chapín a toda regla; al presentar una historia violenta y atrapante, que se encarga de contar un relato realista, capaz de transmitir las vivencias del sector de la población que representa con fidelidad a la pantalla grande, sin dejar de lado una impronta estética llamativa, la cual no necesita de grandes escenarios o juegos de luces para reflejar un estilo consolidado de un realizador comprometido.
En palabras del propio Lerner, Cadejo Blanco usa, en un 95%, intérpretes no profesionales a lo largo de todo su metraje, lo que se ve reflejado en pantalla, no en un sentido negativo, más bien todo lo contrario: cada escena transpira naturalidad y un estilo altamente expresivo, donde los actores y actrices tienen su espacio para improvisar.
La trama, es sencilla: la desaparición de la hermana de Sarita, la protagonista, interpretada por Karen Martínez, se interna en una pandilla debido a la desaparición de su hermana, enfundándose en un viaje sin retorno, plagado de dificultades, crimen organizado y extorsiones. A partir del segundo acto, el filme cambia su estilo de thriller y se convierte en un potente drama humano, el cual decae por momentos aunque logra mantener la atención de los espectadores.
Es claro que el guion, desarrollado a lo largo de 3 años, refleja un buen trabajo de investigación, tanto de la cultura como las costumbres chapines, al punto de que la música, uno de los mejores aspectos del filme, es garífuna, perteneciente al Caribe de Guatemala. La banda sonora acompaña y no aturde, mientras que el ritmo semi lento del relato por momentos aletarga el desarrollo de su historia, que tarda en alcanzar su clímax en el tercer acto.
Lo natural y cotidiana que se ha hecho la violencia en nuestra región centroamericana es plasmado con veracidad en el filme, sobretodo en una escena bastante fuerte en el plano emocional, en donde Sarita comenta con miembros de la pandilla acerca de valor que la vida de los maleantes y secuaces tiene para el resto de las personas.
La película no es perfecta, tiene momentos en donde la falta de experiencia actoral es evidente, donde ciertas escenas requerían más dramatismo, aunque se aplaude el esfuerzo por realizar una crítica social de este estilo. La escena final mientras ruedan los créditos es impresionante y en general, el filme es valioso, tanto como drama como análisis de la realidad latinoamericana.