Una suave y conmovedora nueva versión con guión de Kazuo Ishiguro y de Akira Kurosawa de 1953 sobre un hombre que se enfrenta a un diagnóstico terminal y decide ver lo mejor de la vida.
FICM 2022 | Living (2022)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Oliver Hermanus
Reparto: Bill Nighy, Aimee Lou Wood, Tom Burke, Alex Sharp, Adrian Rawlins, Hubert Burton, Oliver Chris y Michael Cochrane
Es un gusto sentarse en una sala de cine y encontrarse con una película sencilla, sin pretensiones, y que huela a ese cine de antaño, a ese cine clásico que tanto amamos y que ya casi no se hace. Living de Oliver Hermanus, es eso y nada más, pero la forma en que nos muestra a su personaje nos hace amar la película. Todo a partir del guión de Kazuo Ishiguro basado en la obra de Kurosawa de 1953.
Un funcionario público trabaja sin alegría en el departamento de urbanismo; es un viudo solitario que vive con su codicioso hijo y su nuera. En el original, era el Sr. Watanabe, interpretado por Takashi Shimura. Ahora es Mr Williams, interpretado por Bill Nighy, quien entrega una de las mejores actuaciones del año.
Al acercarse la jubilación, el Sr. Williams recibe un diagnóstico de cáncer de estómago con un año de vida. En ese momento se da cuenta de que ha estado muerto prácticamente toda su vida. Después de un intento loco e indigno de libertinaje en compañía de un escritor sórdido (Tom Burke), el Sr. Williams se da cuenta de que aún puede lograr una cosa: obligar a las autoridades de la ciudad a construir el modesto parque infantil que las madres locales han estado solicitando desesperadamente y que él y sus colegas han estado impidiendo con inercia burocrática.
La película de Kurosawa, estaba ambientada en la actualidad de ese momento: una obra fuertemente contemporánea sobre el Japón moderno y muy diferente de sus dramas de época. Hermanus e Ishiguro han tomado la decisión de ambientarlo también en 1953, y lo reformulan tan ingeniosamente como una pieza llena de melancolía.
El funcionario de Nighy está completamente erguido con su traje a rayas y bombín, un caballero inglés de pies a cabeza, mientras que el Sr. Watanabe de Shimura en Tokio estaba doblado por el dolor del cáncer de estómago, en una reverencia paródica y profunda de respeto japonés.
Nighy es desgarradoramente tímido y sensible, su refinado perfil, se presenta a la cámara en ocasionales primeros planos rígidos y enigmáticos. Este es un hombre que ha tenido que reprimir un ingenio natural y una burla cariñosa durante toda su vida al servicio de un trabajo aburrido que no significaba nada. Su nostalgia de vida es casi conmovedora partiendo por su diagnóstico, y también por su enamoramiento platónico pero no obstante escandaloso con una jovencita: la inocente Margaret.
Mientras tanto, un joven que ingresa a trabajar al despacho del Sr. Williams interpretado por Alex Sharp, quien intuye el dolor de su jefe y capta que si no cambia esa manera de ser podría terminar de la misma manera.
Está nueva interpretación es más dulce y positiva, especialmente en las escenas finales de la película, que incluye una relación amorosa redentora entre la generación más joven, pero mantiene el golpe estructural central, posicionando el momento de la muerte del funcionario para darle una construcción a los otros personajes y los veamos como reaccionan con la partida del señor Williams, y qué impacto genera en ellos.
En Living, el patio de recreo no es simplemente el obsequio de un legado de una vida que un funcionario ha entregado conmovedoramente a la comunidad antes de su muerte. Con su pequeño y humilde columpio, dicho espacio es un símbolo del breve intento de vida que todos tenemos, siendo ese es el motivo que carga el señor Williams antes de morir.
Living es una película dulce, exquisitamente triste con una interpretación emotiva de Bill Nighy digna de un Oscar.