Con unas brillantes actuaciones de Timothée Chalamet y Taylor Russell, lo nuevo de Guadagnino deslumbra en una sangrienta parábola de pobreza, rebeldía y romance.
Hasta los Huesos (2022)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Luca Guadagnino
Reparto: Taylor Russell, Timothée Chalamet, Mark Rylance, Chloë Sevigny, Michael Stuhlbarg, André Holland, Jessica Harper, David Gordon Green y Francesca Scorsese
Disponible: estreno en cines
Para comentar este filme hay que tener muy en cuenta quien es su director, conocer un poco su filmografía antes de dar un veredicto; en segundo lugar, dejar a un lado las ideas morales que intenta poner la sociedad moderna y captar que lo que vemos es una ficción o una película, cuyo material de origen es una novela, lo cual deja muy en claro que es una adaptación y que el planteamiento de dicha historia es una metáfora sobre el veganismo. Mencionado lo anterior, podemos entrar en detalle de Hasta los Huesos.
En el foro de la presentación del filme, la forista mencionó una frase muy curiosa que dice: Tomad y comed, que éste es mi cuerpo” líneas mundialmente conocidas ya que en la religión cristiana la figura de Jesús lo menciona en la última cena, frase que al decirla resonó en mi cabeza, debido a que aquí se puede interpretar muy literal, aunque aquí no juega en el mismo plano milagroso y transformador; Hasta los Huesos es una historia de horror marcada en una aventura de repulsión, pero al mismo tiempo es una historia de amor joven y prohibida, donde lo aterrador no es en sí el canibalismo, si no la famosa etapa de la adolescencia y el “soy diferente”.
La historia ocurre a finales de los 80, pero el director se aleja de todo lo que conocemos de esos años, que particularmente marcaron a la sociedad y a la cultura pop, aquí Guadagnino nos presenta una época alejada de las efímeras conocidas y nos lleva al mundo marginal, sucio e incluso rudimentario de esos tiempos. Taylor Russell interpreta a Maren, una niña tímida e inteligente que acaba de comenzar en una nueva escuela y vive al borde de la pobreza con su padre preocupado (André Holland). Una de sus nuevas amigas la invita a una fiesta, donde el ambiente de intimidad femenina y húmeda excita a Maren de una manera que sus nuevas amigas no podrían haber anticipado: está le muerde el dedo a una de las chicas y se lo come.
En ese punto conocemos que Maren es una caníbal, y su terrible compulsión adictiva los ha mantenido a ella y a su padre huyendo durante años. Y cuando este la abandona en su cumpleaños número 18, Maren emprende una misión para encontrar a su madre, para así averiguar quién es y por qué hace eso. En el camino, descubre que hay otros caníbales secretos, “comedores” o “devoradores” (que usan una frase que recuerda al clásico Freaks de Tod Browning: “uno de nosotros”). Una de sus reglas, es nunca comerse a uno de los suyos y es de ellos que Maren aprende de la última experiencia caníbal, es comerse a alguien por completo: hasta los huesos, dicho de la forma más literal.
Durante el vieja en carretera conoce a un fugitivo hermoso, y frágil llamado Lee, interpretado por el nominado al Oscar Timothée Chalamet, que con su estilo delicado, logra crear una conexión muy fuerte con ella, donde nunca trata de abstenerse incluso de tener relaciones sexuales, pero Maren, no obstante, está horrorizada por lo que Lee está dispuesto a hacer para conseguir su dosis, al mismo tiempo está horrorizada por lo que descubre sobre su madre, pero entre todos esos sentimientos ella y Lee se las arreglan para hacer una vida juntos, en el mundo heterosexual y ser personas con una vida “normal”.
Sin embargo, hay una sombra oscura en su romance carnívoro: un viejo “devorador” espeluznante llamado Sully, interpretado misteriosamente por Mark Rylance, quien introduce a Maren en el camino del canibalismo y le enseña sus métodos gourmet, pero al mismo tiempo se obsesiona con la chica y le da caza.
Lo más interesante del filme, que aparte de tener muchas capas y muchos temas para analizar, es la forma en que el director las cuentas, por un lado, el retrato del canibalismo de Lee y Maren, tiene algo extrañamente inocente, aquí Guadanigno se aleja de lo salvaje o monstruoso, huye de la provocación o del horror, para utilizarlo como una metáfora del crecimiento, de encontrarse o de buscar respuestas sobre ¿Quién es uno?, pero tampoco es una simple metáfora, ese mismo estilo vida de los personajes forma parte de una crítica social sobre la marginación y la política de identidad, maliciosamente diseñada para una audiencia joven que probablemente haya abrazado el veganismo. También se trata de la pobreza, la falta de vivienda y la crueldad de la supervivencia.
Entre todo ese conjunto de ideas, la cinta del director italiana juega en las mismas líneas del coming of age, que se puede comparar con RAW de Julia Ducournau, aunque totalmente alejado del gore que tiene dicha cinta.
En síntesis, Hasta los Huesos es un banquete extravagante, escandaloso, construido brillantemente, ya que por momentos puede ser aterradora, despiadada o incluso retorcida en su parte romántica, que deja una sensación de todavía puede contar algo más.