La divertida química de Sydney Sweeney y Glen Powell es lo que ayuda a sostener está variación de la obra de Shakespeare que claramente no es una adaptación para tomarse demasiado en serio. Eso sí, algunos gags son suficientemente entretenidos.
Con todos menos contigo (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Will Gluck
Reparto: Sydney Sweeney, Glen Powell, Darren Barnet, Alexandra Shipp, Charlee Fraser, Hadley Robinson y Dermot Mulroney
Estreno en cines
Primeramente hay que decir algo, cuando uno llega a la sala de cine a ver una película como Con Todos Menos Contigo automáticamente has comprado la complicidad de lo que vas a ver, por consiguiente queda en uno como espectador como recibes el producto. Es claro que la cinta no busca ser más que un producto de mero entretenimiento, y que tampoco quiere ser la gran comedia romántica; pero por esas mismas razones es que viendo la cinta hay algo inicial y estratégicamente alentador sobre la existencia y el posicionamiento de la brillante comedia romántica de Sony, a diferencia de la abrumadora franja de películas recientes dentro del género (supuestamente resucitadas todavía para aquellos que no prestan atención) no apuntamos al montón que vemos en streaming, sino a las que hemos visto en cines como Ticket to Paradise o The Lost City.
Con Todos Menos Contigo es una cinta a la que hemos venido siguiendo el camino desde hace ya más de un año, especialmente por el bombardeo de imágenes semidesnudas los cuerpos bronceados de Sydney Sweeney (Euphoria) y Glen Powell, donde se les vio muy juntos durante el rodaje del filme, razón por lo que los rumores de “lo hicieron o no lo hicieron” se han avivado, y al ver la cinta queda muy claro que ahí hubo o hay mucha química.
Si has visto el avance de Con Todos Menos Contigo (o si has leído Mucho ruido y pocas nueces de William Shakespeare, obra que no solo se basa sino que hace referencias repetidamente en la cinta), ya sabes más o menos lo que va a pasar aquí.
Bea (Sydney Sweeney), una estudiante de derecho que ruega para usar el baño en una cafetería, sermoneando a una barista sobre una ley que le permite usar el baño sin comprar nada. Cualquier destello de comportamiento cascarrabias al estilo de Liz Lemon se desvanece rápidamente después de conocer a Ben (Glen Powell), quien tiene un vago trabajo en finanzas y se hace pasar por su esposo, invitándole una bebida para que pueda usar el sanitario. Automáticamente la atracción es mutua; Sweeney y Powell realmente tienen una química casi tan buena como los tabloides nos hacen creer. Pasan una tarde y una noche romántica juntos y se quedan dormidos en su sofá.
Un malentendido a la mañana siguiente los pone uno contra el otro, solo para reunirse mucho más tarde en una boda familiar íntima en Australia. Ambos se comportan de manera increíblemente desagradable, por lo que las familias deciden intentar engañarlos haciéndoles creer que todavía sienten algo el uno por el otro y hacer que actúen en consecuencia. Bea y Ben, usando su poder cerebral combinado, se dan cuenta de que su familia se está metiendo con ellos y deciden fingir que están saliendo para que los dejen en paz. También es conveniente que sus dos ex estén en la boda, por lo que Bea y Ben pueden ponerlos celosos.
Como dijimos el realismo aquí no existe, ni debería hacerlo. La película está hecha como un escapismo divertido y lo logra, ya que el director Will Gluck juega con la fórmula de la aspiración, pero no en la forma de Gossip Girl, de mencionar a los diseñadores y mostrar exteriormente su riqueza. Si no en la forma que de ¿Imagina cómo sería tu familia en esta maravillosa situación?.
Ciertamente no hace daño que todo el elenco se vea tan bien, y más en un escenario donde ocurre la trama. Los chistes no todos funcionan, y los que sí, son los que vimos en el trailer. Los actores secundarios son todos muy divertidos, especialmente las futuras novias, Halle (Hadley Robinson) y Claudia (Alexandra Shipp). Sin embargo, esta es la película de Sweeney y Powell, y ellos ocupan toda la atención. Powell irradia mucho carisma, incluso por momentos opaca a Sweeney, esto por el actor sabe el papel que está jugando y continúa su campaña de ser el nuevo galán de Hollywood. Sweeney le funciona mejor los momentos más de devastación emocional total; sus dotes de comedia son en su mayoría competentes, pero brilla más en el segmento “el chico pierde a la chica” de la trama.
El desarrollo de la cinta es increíblemente formulado, el director Will Gluck (Easy A, Friends With Benefits) nunca lo disimula y llega exactamente a cada puerto cuando crees que lo haría, eso incluye grandes clichés y todo. Pero como mencionamos, todo el mundo aquí sabía que estaban en una comedia romántica estándar. Nadie pretendía adelantarse a que ninguna crítica se los dijera. Las fórmulas existen por una razón, y son geniales cuando las utilizan correctamente.