Zöe Kravitz busca hacer una película que habla sobre la alegoría feminista de la memoria, pero en última instancia la cinta se hace demasiado dispersa y da mucha vuelta a sus tramas, además que los personajes están parcialmente desarrollados.
Parpadea dos veces (2024)
Puntuación: ★★★
Dirección: Zöe Kravitz
Reparto: Naomie Ackie, Channing Tatum, Christian Slater, Simon Rex, Adria Arjona, Haley Joel Osment, Geena Davis y Kyle MacLachlan
Estreno en cines
La actriz nepo baby y una de nuestras favoritas Zoë Kravitz da el salto a la dirección con el filme Parpadea dos veces. Un thriller ácido y de actualidad que camina entre las líneas de sátira de crítica social al estilo de Triangle of Sadness o Saltburn, pero también tiene elementos de suspenso a lo Get Out con influencias del #MeToo de Promising Young Woman.
Pero el filme de Kravitz también trata sobre la palabra de moda favorita del terror contemporáneo, “trauma”, y también está inspirada en el caso de Jeffrey Epstein y su isla privada. Esto debido a que la cinta habla sobre; la misoginia, el abuso, la memoria, el materialismo y la representación de género; decir algo más sería entrar al terreno de los spoiler. Si podemos mencionar, que en la mira todas estas combinaciones parecen brillantes y atractivas, pero el tocar todos estos temas hacen que el filme caiga en excesos que no termina de explorar de la mejor manera.
Naomi Ackie, es Frida, una camarera cansada que sueña con una vida más deslumbrante que anhela en Instagram, donde lucha por conseguir seguidores para su cuenta de diseño de uñas (Kravitz usa astutamente el doom-scrolling como exposición introductoria). Pero la suerte cambia en un instante cuando ella y su mejor amiga se infiltran en una gala extravagante y en el círculo íntimo del multimillonario caído en desgracia Slater King (Channing Tatum). Él está atrapado en un ciclo de disculpas por un acto indefinido de impropiedad y se ha retirado a una isla privada, un lugar donde invita a mujeres a una escapada sin complicaciones con sus amigos y empleados (incluidos Christian Slater, Simon Rex y una asistente interpretada maravillosamente por Geena Davis).
Kravitz nos sitúa desde la mira de Frida para admirar la belleza del lugar, donde es seducida por el lujo que implica todo ello. Kravitz conoce bien este mundo (después de todo, creció en él) y, junto con el director de fotografía Adam Newport-Berra, hace que todo sea creíble e imposible de resistir. Hay una exageración elegante también en el diseño de sonido de la película, que enfatiza demasiado cada crujido del hielo en una bebida o cada fina rebanada de la comida que sirven, o como suena cada copa de champán recién servida.
Pero los largos días en la piscina se convierten en noches desenfrenadas de consumo de drogas que comienzan a resultar agotadores, y aunque Frida les dice a los demás y a sí misma que se lo está pasando genial, empieza a preocuparse de que en realidad no es así. En general, es un misterio divertido y bastante estimulante, aunque a los diálogos les falta más ingenio y sarcasmo para que sea una propuesta más filosa.
Ackie es una protagonista bastante ausente, un fallo que no es enteramente suyo, sino también de un guion mucho más interesado en el antagonista masculino que en la protagonista femenina. Tatum recibe más atención de Kravitz (están saliendo en la vida real) y se divierte improvisando sobre una serie de figuras conocidas mientras sigue haciendo que su personaje parezca más que una copia al carbón (aunque tiene problemas con algunos discursos torpes en el último acto). También hay una actuación magnética de Adria Arjona, que sigue siendo cada vez más encantadora en pantalla; aquí interpreta a otra mujer en la isla que tiene varias habilidades de supervivencia que aprendió en su tiempo en un reality show.
Como es habitual en estos filmes, es mucho más fácil guardarse las cartas en secreto que revelarlas y, como ocurre en esas películas similares que giran en torno a un gran giro, cuanto más sabemos el guion empieza a ir cayendo debido a algunas incoherencias narrativas, o falta de desarrollo de los personajes. Haciendo que uno como espectador empiece con la fila de preguntas, especialmente a ver que la directora va construyendo cuidadosamente los eventos con detalles tan sutiles como el saber que canción suena en X escena, que aperitivo poner en pantalla, la elección del vestuario adecuado; pero eso de nada sirve porque hay una enloquecedora falta de reflexión sobre los hechos que impulsa todo el asunto.
Kravitz presiona y provoca, pero nunca provoca de la forma en que claramente quiere hacerlo, especialmente para un filme como Parpadea dos veces, cuya crítica es importante, pero nunca es tan evocadora como pretende. Deberíamos elogiar la ambición de Kravitz como guionista y directora si la película no pareciera tan desorbitada.