Adam Driver y Marion Cotillard protagonizan este bizarro musical del director francés Leos Carax y los veteranos del pop los hermanos Sparks. Sin dudas es la película del año.
Annette (2021)
Puntuación: ★★★★★
Dirección: Leos Carax
Reparto: Adam Driver, Marion Cotillard, Simon Helberg, Dominique Dauwe, Kait Tenison y Latoya Rafaela,
Disponible: MUBI
Para nadie es un secreto que el director francés Leos Carax nunca ha buscado hacer películas sutiles, ni mucho menos de fácil comprensión, y es por eso que su nueva obra tras su último largometraje Holy Motors de 2012, cumple con ese estilo conocido.
Leos Carax regresa al cine con Annette, un musical que es más bien un “anti musical”, si podemos decir que esa palabra sería el mejor adjetivo calificativo; ya que la obra es una fantasía operística y excéntrica sobre un matrimonio de artistas que se sumerge en las ansiedades de estos. La bizarra propuesta es una colaboración entre Carax y los veteranos del synth-pop-rock los hermanos Sparks Ron y Russell Mael, una banda que ha estado presente desde los 70, pero por alguna extraña razón han estado vigentes sin ser mundialmente populares y este 2021 han estado más expuestos que nunca, ya que además de Annete, estos son los protagonistas del documental de Edgar Wright llamado The Sparks Brothers.
Ron y Russell hacen su primera aparición aquí en un estudio de grabación con Carax detrás del cristal. “So, May we start?” menciona el director. Y así comienza a sonar la canción con Males y Carax en las notas cuando van saliendo del estudio junto a las estrellas del filme Marion Cotillard y Adam Driver y todo el elenco, todos van cantando mientras marchan fuera del estudio hacia las calles del centro de Los Ángeles, listos para comenzar la acción completamente extraña.
Con esa introducción la obra nos advierte que lo que veremos será algo distinto, que este musical no cumple con ninguna fórmula del género, que incluso con esta apertura queda muy en claro que Leos Carax crea una absoluta deconstrucción de lo que es un musical, junto a los Sparks quienes han escrito el guion, así como la música y las canciones.
Carax apila una invención visual sobre escenas, como la de la tormenta en alta mar en la cubierta de un barco o el brillante momento que tiene Ann cuando deambula en un escenario teatral hacia un bosque real. Todos conectados por espacios que se sienten surrealistas y los personajes son solo peones a la idea del director.
Pese a que en todo momento Carax esté en constante guerra con la idea del concepto musical, la obra apela un sentimiento hacia su amor al cine o mejor dicho al arte, creando referencias que te llevan a recordar personajes o actos de otras obras como el autoodio de James Mason de A Star Is Born, la forma en como está contada relación padre* hija, una clara referencia a la obra de Georges Franju, Lex Yeux sans Visage ( ya Carax había mostrado su amor a este filme en Holy Motors) y obviamente las referencia que hay del Fantasma de la Ópera de Andrew Lloyd Webber.
Driver interpreta a Henry, un comediante agresivo con una reputación controvertida y una carrera que se está en declive, que durante sus shows de stand comedy utiliza una bata de boxeador y un bóxer color negro revelando un cuerpo construido en el gimnasio. Este pasa atacando al público con sus “chistes hostiles” e interludios de canto (para los cuales tiene un coro de acompañamiento), y pongo así esas palabras, debido a que en ningún momento el acto de Henry busca ser gracioso y no pretende ser convencionalmente divertido, pese a que sepamos que el concepto de humor sea algo muy subjetivo.
Henry se encuentra en una relación y está enamorado de su polo opuesto, Ann, una cantante de ópera carismática y exquisitamente hermosa interpretada fascinantemente por Cotillard. Ella se encuentra en lo más alto de la alta cultura, y su reputación está celosamente protegida por el director de la ópera (interpretado por Simon Helberg) quien está secretamente enamorado de ella.
Ann y Henry viven en una relación hermosa, donde tienen una vida sexual muy plena. Ann queda embarazada, pero le preocupan los rumores (o sueños) de que Henry es un macho agresivo y está a punto de ser acusado con un caso #MeToo. Fuera de esa incertidumbre que vive ella, la hija de ambos empieza a generar nuevas sensaciones en ellos, debido a que la bebé tiene algo inquietante. Culminando en una tragedia.
Baby Annette, se parece a una marioneta de madera, ella puede cantar con la increíble voz adulta de su madre. Pronto, Henry, cada vez más adormecido, enojado y humillado, se dedica a explotar a tiempo completo a Annette.
Annette es una pesadilla con música que no suena correctamente, donde sus personajes Henry, Ann y Annette: se sienten enormes y misteriosos, haciendo que el espectador se pregunte ¿Son reales? ¿Son un sueño? dejando todo a una sesión surrealista.
Annette es un espectáculo bizarro, declamatorio y loco, donde Carax busca crear emociones y sensaciones de dolor, frustración y egoísmo en el espectador. Es verdad que el filme no llega a tener las complejidades que tuvo su último trabajo, pero vuelve a tener ese estilo que solo él puede conseguir.
Las actuaciones son geniales, Marion Cotillard esta fotografía como un ángel, donde su belleza juega conscientemente con los planos hermosos que carga la obra; pero sin dudas esta es la película de Adam Driver, y hay que decirlo: nunca ha estado mejor que aquí. El actor logra crear un aura maligna con su rostro y cuerpo casi equino que va perdiendo progresivamente el personaje, se va haciendo cada vez más violento y deprimido.
Annette no es una obra para enamorar a todos y probablemente hará que algunas audiencias huyan de él gritando tanto como otras la adoremos y la pongamos en su altar. Es una película difícil, pero fácil de agradecer por su existencia ya que nos regala tremendos momentos como el dueto de Cotillard y Driver We Love Each Other So Much mientras tienen sexo y su bebé nace como una pesadilla con cara de payaso.
Annette es ansiedad y éxtasis.