Asteroid City | Review

La última película repleta de estrellas de Wes Anderson es sin dudas un viaje emocionante que nos trae al mejor Wes Anderson a la hora de contar una historia de eventos trascendentales en una ciudad ubicada en pleno desierto. 
Asteroid City (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Wes Anderson
Reparto: Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jeffrey Wright, Tilda Swinton, Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Liev Schreiber, Hope Davis, Rupert Friend, Maya Hawke, Steve Carell, Matt Dillon, Hong Chau , Willem Dafoe, Margot Robbie y Tony Revolori.

Disponible: Estreno en cines

El último trabajo de Wes Anderson se centra en un grupo de personajes dispares que se quedan varados en el desierto estadounidense. Esto resulta ser, sin embargo, una obra de teatro que se está representando en Nueva York, y todos son actores. Realmente Asteroid City se puede decir que es lo mejor de Anderson desde El gran hotel Budapest, omitiendo sus filmes animados; el guionista y director no había examinado tan minuciosamente la mecánica y las limitaciones del acto de contar historias desde ese filme, pero lo que todavía sorprende más es que el humor aquí se nota más genuino y sin tantos artificios, como era el que tenían sus primeras obras tales como The Royal Tenenbaums o The Darjeeling Limited.

Estamos muy conscientes que la cinta todavía se siente algo artificial como sus últimos trabajos, aunque los problemas de los personajes se sienten más aclados a tierra. Asteroid City, es lo bastante encantadora e incluso un poco conmovedora, además, de estar exquisitamente elaborada, con el estilo marca Anderson, tanto en su montaje como en lo visual.

El filme comienza con un narrador anónimo (Bryan Cranston), filmado en blanco y negro en una pantalla de aspecto cuadrado, en ese momento se nos informa que lo que estamos a punto de ver es una obra de teatro llamada ‘Asteroid City’, una que es escrita por un hombre llamado Conrad Earp (Edward Norton). Luego, estamos a esa pequeña comunidad desértica, pero ya con la pantalla ancha y llena de colores brillantes; ese momento se informa que el pueblo está habitado por una población 87 personas, y que la ciudad es famosa por tener un asteroide que se estrelló hace miles de años y dejó un cráter considerable, donde una varios jóvenes astrónomos han ganado un premio, por el cual han sido invitados junto con sus padres para ser honrados.

Asteroid City

Entre los visitantes se encuentra Augie (Jason Schwartzman), un fotógrafo de guerra emocionalmente retraído que no tiene el corazón para decirles a su brillante hijo Woodrow (Jake Ryan) y a sus tres hijas pequeñas que su madre ha muerto hace un par de semanas. También, veremos la llegada más notable de la ciudad, que es una mujer llamada Midge (Scarlett Johansson), una glamorosa actriz de Hollywood que acompaña a su hija Dinah (Grace Edwards), una aspirante a observadora de estrellas.

Asteroid City es la esencia más pura de Anderson, siendo un hecho que la cinta se verá y sonará impecable. El diseño de producción tanto para la comunidad titular del desierto como para el entorno teatral de Nueva York es magnífico. La fotografía de Robert Yeoman aparte de darle un toque surrealita, este se asegura de que los lugares áridos sean vívidos, con la ayuda y la complicidad de algunos títeres maravillosamente discretos y animación stop-motion en los momentos más inesperados. En ese sentido, el pero desde el punto de vista técnico, es la música, pese a sonar deliciosa y sabe enmarcar las imágenes, la composición de Alexandre Desplat se siente muy repetitiva a las anteriores obras de Anderson, detalle que ya no emocioné.

Con respecto a los otros personajes, es el gran, punto negativo del filme, ningún otro personaje salvo los primeros mencionados tienen algún desarrollo, por un lado tenemos a la estudiosa maestra June (Maya Hawke), el crítico suegro de Augie, Stanley (Hanks), Steve Carell como un amable gerente del motel o un padre un poco autoritario J.J. Kellogg (Liev Schreiber). Cada uno de estos y otros personajes brindan un poco textura de fondo a lo que eventualmente se convierte en una historia sobre dos aventuras amorosas florecientes: una que involucra a Augie y Midge, quienes están tristemente heridos, y la otra que involucra a los inocentes e incómodos Woodrow y Dinah.

Asteroid City

La otra trama que juega el papel más importante es la obsesión del pueblo con los eventos interestelares que se elevan con un extraño extraterrestre, lo que hace que la comunidad entre en pánico y que haga que el gobierno de EE. UU. ponga en cuarentena a Asteroid City. En este punto es donde sobresalen los personajes de Jeffrey Wright y Tilda Swinton.

Como yuxtaposición a la historia principal que es la del desierto, vamos a ir viendo las secuencias detrás de escena en Nueva York, en las que vemos a algunos de los personajes de Asteroid City como los actores de teatro que dan vida a esos papeles, un desarrollo no muy intelectualizado. Sin embargo, Anderson está interesado en cómo los artistas superan sus ansiedades e incertidumbres al crear la obra, y cómo el público responderá a esas ficciones como si fueran reales. Esta idea potencialmente profunda se maneja en broma, especialmente cuando los dos mundos ocasionalmente se mezclan.

De todo este reparto, Schwartzman es el que sale mejor parado, debido a que es el que tiene más desarrollo tanto en la ciudad como en el teatro, en un punto, es demasiado divertido como un fotógrafo de guerra que está de luto por su esposa, pero no puede articular su dolor, incluso cuando comienza a enamorarse de Midge. El otro personaje que funciona muy bien es Johansson, quien le aporta mucha dimensión a su interpretación de lo que podría haber sido una estrella de cine torturada. Vale incluso mencionar un poco a Hanks que logra darle hábilmente matices a su interpretación y se logra adaptar a los diálogos estilizados de Anderson.

La película avanza de manera inteligente y estimulante, absorbiendo hábilmente las implicaciones del patetismo y la soledad sin permitir que disminuya la velocidad ni buscar crear ciertas emociones. Es tentador considerar este vacío como una especie de síntoma en la filmografía del director, pero realmente ese aspecto es marca de la casa, y vaya marca que es.

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