Call Jane | Review

La película de Phyllis Nagy narra la historia sobre las practicas del aborto clandestino antes de las leyes de protección en los EEUU, todo sostenido con actuaciones solidas pero nunca termina de elevar su critica. 
Call Jane (2022)
Puntuación: ★★★
Dirección: Phyllis Nagy
Reparto: Elizabeth Banks, Sigourney Weaver, Kate Mara, Chris Messina, Aida Turturro, John Magaro y Wunmi Mosaku
Disponible: Prime Video

Call Jane es una película meticulosa y reveladora, dirigida por Phyllis Nagy, que habla sobre una red clandestina de mujeres que practicaban el aborto en Chicago durante el año de 1968, cinco años antes del caso Roe vrs Wade. La cinta sigue la historia de Joy (Elizabeth Banks, que carga una de sus mejores actuaciones por el momento al mezclar una suavidad y un  acero en su personaje), una ama de casa que queda embarazada de su segundo hijo, pero el tenerlo le puede costar la vida. 

Joy, es una mujer que “lo tiene todo” desde el punto de vista social: un esposo atractivo y exitoso que es abogado Will (Chris Messina), una casa perfecta, una hija de 15 años llamada Charlotte que es educada y estudiosa. Cuando conocemos a Joy, la cámara sigue y nos deja en claro que es una mujer de alta sociedad, pero eso no la impide quedar atrapada en una manifestación y encontrar la forma de llegar hasta el auto de su esposo, donde reflexiona sobre su mantra en voz alta.

Poco después del encuentro con los manifestantes, se le informa a Joy que su embarazo amenaza su vida. El hospital rechaza su recurso de “terminación terapéutica”; en un ejemplo del filme insistiendo en el punto, la junta del hospital de hombres discute su vida frente como si ella fuera invisible, inmaterial o silenciosa. Joy, indignada y desatada, busca las manera de interrumpir su embarazo hasta que llama a “Jane”, un número para mujeres embarazadas que ayudan a realizar abortos clandestinos. 

Por lo tanto, Joy se integra a Jane Collective en una oda al heroísmo del pasado, aunque más aguda de lo que podría haber sido, actos de generosidad radical y coraje que podrían tener un eco oscuro para el futuro, como el caso Roe v. Wade. Casualmente, este mismo año se estrenó un documental de HBO que explora a las mujeres que integraron el Jane Collective, llamado The Janes; una de sus participantes, Judith Arcana, se desempeñó como consultora histórica en Call Jane. En la versión de Schore y Sethi, la transición ficticia de Joy, de paciente a participante renuente a activista en toda regla, está guiada por Virginia (Sigourney Weaver), una activista de base con una voluntad de hierro que gobierna a la organización con un sentido práctico.

El seguimiento que hace el filme a estas revolucionarias, es directo y lúcido, pero con un tono mesurado desde la mirada del personaje de Banks que interpreta evocadoramente a una mujer conservadora que se convierte en activista feminista, situación que nos recuerda a la aclamada miniserie Mrs America.

Vale la pena cuestionar dicha decisión de utilizar a una ama de casa suburbana blanca, convencionalmente hermosa, cuyo aborto es una cruda cuestión de vida o muerte como entrada a este mundo. La película reconoce esta deficiencia con varias líneas mordaces sobre la escasez de clientes negros que no pueden pagar el servicio, y a través de las preocupaciones de Gwen (Wunmi Mosaku), quien incita a Virginia a mantener sus principios de equidad al encontrar una manera de proporcionar abortos gratuitos y dar prioridad a las mujeres negras.

Algunos de los personajes secundarios tienen intrigantes tonos de gris en pequeños papeles, como la vecina viuda de Joy, Lana (Kate Mara, haciendo mucho con poco), adormecida por las pastillas, el alcohol, que entabla un fuerte vínculo con Will a medida que Joy pasa cada vez menos tiempo en casa, despertando la atención de todos.

Lo mejor del filme es la forma en la que busca crear una representación sobre el procedimiento del aborto, lo cual se aplaude, ya que aquí vemos como es la forma en que se realiza, haciendo que dicha observación logre capturar tanto la precisión clínica de un procedimiento médico como una experiencia profundamente personal, a menudo aterradora, única para cada mujer.

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