Clara Sola la ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén hermosamente filmada, gira en torno al despertar sexual de una mujer de cuarenta años protegida por su familia.
Clara Sola (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Nathalie Álvarez Mesén
Reparto: Wendy Chinchilla, Daniel Castañeda, Ana Julia Porras y Flor Vargas
Disponible: Estreno en cines
El debut de la directora costarricense Nathie Álvarez Meseén, es un estudio de un personaje silencioso que en algún momento se transforma en una versión de “Carrie” desde la mirada de una cultura latina arraigada en creencias populares.
Clara Sola mezcla religión, misticismo y sexualidad de una manera extraña, inquietante y bellamente filmada. Wendy Chinchilla, también hace su debut en el cine con este protagónico donde la experimentada bailarina logra con su cuerpo expresar todas las emociones que va atravesando el personaje, regalando los mejores momentos de la película cuando solo la vemos a ella en pantalla ya que dice mucho a través de la quietud.
Aquí seguimos la historia de Clara, una mujer de 40 años con una afección en la columna que la mantiene dolorida y pasa sus principales momentes del día con su caballo llamado Yuca; está vive bajo las demandas de su madre, quien le dice al pueblo que Clara es una curandera que ha sido tocada por la Virgen María que la curado el cáncer. La madre de la joven es una mujer que siempre está en constante control de su hija, sin dejarla a opinar o hacer cosas por su propia voluntad, solo la saca para ir a los rituales, incluso llegando a rechazar el consejo de un médico local de que Clara se someta a una operación para reparar su columna vertebral: “Dios me la dio así”, dice su madre. “Ella se queda así”.
Clara, por su parte, se somete a la forma de vida que se le ha impuesto; es demasiado mansa como para desafiar a su madre. Ella no tiene control propio, detalle que marca constantemente la película. Cuando Clara comete sus actos de rebeldía lo hace de forma inconsciente casi sin darse cuenta de lo que le está ocurriendo emocionalmente, mientras su madre se niega comprender que su hija es una mujer; Clara se toca distraídamente mientras ve una novela, esta otra se asusta, agarra a Clara y le frota los dedos con chile picante; Clara obedece, pasiva y quieta.
La madre de Clara está en constante negación en el cambio de su hija, declarando que esta tiene que vivir en la sencillez y el dolor, que solo viva para sanar a los demás. Pero la rebelión de Clara comienza a manifestarse en grados, por un lado cuando empieza a mirar al novio de su prima, cuando sale por primera vez del límite que le tienen marcado o simplemente cuando alza la voz y dice que quiere un vestido azul, una perspectiva que impacta a su madre. Dejando muy en claro que ella realmente lo quiere es ser una persona, que la toquen, la abracen cosas que nunca ha vivido.
A medida que la pasión de Clara comienza a despertar, también lo hace “Clara Sola”, su nombre secreto. Cuando ve a su sobrina teniendo sexo con su novio, esta corre al bosque y se masturba, al momento se ve rodeada de luciérnagas, creando una escena por mucho hermosa, cuidada al milímetro; dicho instante hace parecer que Clara tiene poderes, pero ¿esos poderes provienen del santuario religioso que tiene su madre en casa o es la emergente sexualidad de ella?
La película está filmada en localizaciones naturales de la selva tropical de Costa Rica y en partes de un pueblito rural del país, por lo cual muchos de los momentos que vemos en la vida de Clara uno puede identificar escenas muy arraigadas a la sociedad rural de Costa Rica; además en muchas las formas que está contada la historia observamos las raíces escandinavas de la directora; dejando patentes elementos del cine de Dreyer, incluso parámetros del cine de Terrence Malick.
Álvarez demuestra que es una cineasta que tiene mucho talento y está buscando su propio estilo, cuyo principal valor en Clara Sola es ver como toma el control al crear un drama austero e inquietante, y convertirlo en un viaje salvaje y personal gracias a un estilizado tratamiento audiovisual.
La cámara transita diferentes espacios naturales con respecto a los interiores; creando una fotografía que contrasta con los diferentes mundos que ve la protagonista: el cotidiano y el de la naturaleza que se siente místico o mágico. Al final crea un tratamiento orgánico que da una sensación que el mundo vivo fluye con una fuerza esencial.