Spike Lee reinterpreta el clásico de Kurosawa y la novela de Evan Hunter en clave neoyorquina, con Denzel Washington como un magnate musical atrapado en un dilema moral. El film mezcla thriller y comentario social sobre raza, poder y desigualdad.
Del cielo al infierno (2025)
Puntuación: ★★★
Dirección: Spike Lee
Reparto: Denzel Washington, Jeffrey Wright, Ilfenesh Hadera, A$AP Rocky, Elijah Wright y Aubrey Joseph
Disponible en Apple TV
La historia de Del cielo al infierno se levanta sobre una genealogía compleja: todo viene de la novela King’s Ransom (1959) de Evan Hunter, misma que Akira Kurosawa le hizo una relectura en Tengoku to Jigoku (1963), y ahora, seis décadas después, nos llega una reinterpretación en las manos de Spike Lee con Denzel Washington como protagonista. Esta triple capa de intertextualidad convierte a la nueva película en un palimpsesto donde se enfrentan tradición literaria, clasicismo cinematográfico japonés y el nervio político-cultural del cine afroamericano contemporáneo.
El punto de partida es el mismo: un secuestro mal dirigido que desencadena un dilema moral. David King (Washington), magnate musical en decadencia, recibe la llamada de un secuestrador (A$AP Rocky) que exige 17,5 millones de dólares a cambio de liberar a su hijo Trey. Pero pronto descubre que la víctima no es Trey, sino Kyle, el hijo de su chofer y amigo de infancia, Paul (Jeffrey Wright). Así, la película enfrenta a David con una pregunta insoportable: ¿arriesgar su fortuna por el hijo de otro o preservar el futuro económico de su familia?
Kurosawa transformó la novela de Hunter en un drama moral y un retrato social sobre las desigualdades de la posguerra japonesa. Lee, fiel a su estilo, desplaza el eje hacia la Nueva York contemporánea, donde la música, el dinero y la raza son inseparables. En ese tránsito, el secuestro deja de ser un simple recurso narrativo para convertirse en metáfora de un país atravesado por desigualdades raciales y económicas. David, un empresario negro que se aferra a la independencia de su sello discográfico, encarna tanto el éxito como la fragilidad del ascenso afroamericano en una industria históricamente controlada por blancos.

La colaboración entre Lee y Washington, que inició con Mo’ Better Blues (1990) y alcanzó picos en Malcolm X (1992) y Inside Man (2006), encuentra aquí su quinta entrega y acaso la más ambiciosa en términos de escala. Washington interpreta con solidez a un hombre atrapado entre la gloria pasada y la obsolescencia, que se pavonea como un rey de otra era pero se enfrenta a la evidencia de que la música ya no lo inspira. Spike Lee lo observa con un lente crítico, alternando el suspenso del thriller con una disección de la masculinidad negra, del poder económico y de la fragilidad ética.
Como en gran parte de la filmografía de Lee, la ciudad es más que un escenario: Nueva York palpita como personaje, con un ritmo eléctrico que conecta el mundo corporativo con las calles marcadas por la precariedad. Allí, la relación con Paul —antiguo convicto que depende de la generosidad de David— revela las tensiones internas de la comunidad negra, entre quienes lograron ascender y quienes siguen atrapados en las estructuras racistas del sistema.
Sin embargo, Del cielo al infierno no alcanza la precisión formal de Kurosawa ni la claridad narrativa de Inside Man. Lee acumula temas —el materialismo del hip-hop, el impacto corrosivo de las redes sociales, la pérdida de propósito artístico— en un torbellino que a veces luce más disperso que integrador. La magnífica secuencia de acción que homenajea a Kurosawa es testimonio de su virtuosismo formal, pero se diluye en una historia sobrecargada que nunca encuentra un equilibrio entre el thriller y el ensayo social.

Lo que llevar a que tengamos como resultado un film irregular, pero profundamente significativo dentro de la obra de Spike Lee. Si Mo’ Better Blues exploraba el alma del jazz y Malcolm X la épica de la resistencia, Del cielo al infierno se centra en el mundo del negocio musical como metáfora de las contradicciones del capitalismo racializado en EE.UU. Su exceso, su desorden y hasta su “hueco energético” son también reflejo de la imposibilidad de contener en una sola narrativa todas las fracturas que atraviesan la experiencia afroamericana contemporánea.
Del cielo al infierno no es la obra más redonda de Lee, pero sí una de las más necesarias: un espejo imperfecto donde conviven la herencia literaria de Evan Hunter, la maestría cinematográfica de Kurosawa y la mirada apasionada de un cineasta que sigue obsesionado con diseccionar las tensiones raciales, culturales y políticas de su tiempo.