Gladiador II | Review

El maestro Ridley Scott regresa a la arena romana con más fuerza, que aunque recicla muchos elementos y narrativas de su primera película, esta segunda parte crece en espectáculo, y nos muestra un Paul Mescal formidable. ¡Nos entretiene!
Gladiador II (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Ridley Scott
Reparto: Paul Mescal, Pedro Pascal, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Lior Raz, Derek Jacobi, Connie Nielsen y Denzel Washington  
Estreno en cines 

El nominado al Oscar Paul Mescal se pone las enormes sandalias de protagonista en Gladiator II, una secuela que busca igualar el espíritu conmovedor de la película original casi 25 años después, algo que su propio director sabía que no iba a suceder. Por ello, esta nueva entrega se tira más al espectáculo duro y puro, y Mescal se aleja de ese espíritu más solemne que tenía Crowe, aportando una masculinidad más robusta a su actuación como un hombre esclavizado, y obligado a luchar hasta la muerte en el Coliseo romano. Al regresar a este mundo sediento de sangre, el director Ridley Scott no ha perdido nada de su estilo grandilocuente; sin embargo, Gladiator II se ve disminuida por un reconocimiento persistente de que este material parecía más fresco en la primera película, y que el diabólico conspirador interpretado por Denzel Washington le roba la película.

Casi dos décadas después de los acontecimientos de Gladiator, un joven bárbaro llamado Lucius (Mescal) vive con su esposa en Numidia, que es invadida por el poderoso ejército romano liderado por el intrépido Marcus Acacius (Pedro Pascal). Lucius lucha valientemente, pero su pueblo es conquistado y su familia, asesinada. Pronto, es tomado prisionero y enviado a Roma, donde es comprado por el ambicioso hombre de negocios Macrinus (Washington), quien percibe el potencial de este guerrero en el Coliseo. Sin embargo, todo lo que Lucius quiere es vengarse de Marcus.

A grandes rasgos, Gladiator II recuerda la trama de la primera película, que narraba la historia de Maximus (Crowe) cuando se convertía en un humilde gladiador tras el asesinato de su familia y prometía destruir el corrupto Imperio Romano. En esencia, esa es también la premisa de Gladiator II, y el guionista David Scarpa incluso presenta a los emperadores gemelos Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger), quienes son tan llorones como el insolente Cómodo de Joaquin Phoenix en la película de 2000.

Pero esa sensación de déjà vu tiene un giro, si se puede decir, ya que Scott se centra más en los personajes secundarios, quienes no son lo que parecen ser en un principio. Entre ellos destaca Marcus, un noble soldado que se ha cansado de la interminable ansia del imperio por más territorio. Lucius cree que este hombre es su enemigo, sin darse cuenta de que Marcus está planeando en secreto un golpe de estado para acabar con la tiranía de Geta y Caracalla. Cuando Lucius, que demuestra rápidamente sus letales habilidades de lucha en el Coliseo, finalmente se enfrenta a Marcus, no se da cuenta de que están más alineados de lo que podría imaginar.

Las maniobras políticas y las intrigas palaciegas salpican Gladiator II mientras Lucius comienza a tomar conciencia de su destino (algo que era obvio que iba a ocurrir). Separado en la infancia de su madre, Lucilla (Connie Nielsen, repitiendo su papel de la primera película), nunca conoció a su padre, ni supo que ese hombre era el poderoso Maximus, quien murió en Gladiator tratando de crear una Roma más democrática. Sin embargo, Mescal no logra ser una estrella de acción tan llamativa como su predecesor. En parte, esta elección es intencional, ya que el actor transmite la misma introspección sensible que mostró en Aftersun y All Of Us Strangers. A diferencia del general condecorado Maximus, Lucius solo ha conocido la vida de un plebeyo, y Mescal lo interpreta como reservado y cínico. No obstante, resulta decepcionante que el personaje poco elaborado de Mescal sea menos convincente que el mundo que lo rodea.

Es innecesario decirlo, pero vale destacar el nivel de producción y la notable fotografía del director John Mathieson, ambos de la película original, que le dan a Roma una opulencia decadente, insinuando un imperio espiritualmente enfermo al borde del colapso. Esto es especialmente evidente durante las secuencias de acción en el Coliseo (un punto destacado de Gladiator), que son mucho más grandiosas, pero también mucho más exageradas, incluida una secuencia en la que el suelo de la arena se inunda y se llena de tiburones. Sí, como lo lees: hay tiburones en el Coliseo.

Los papeles secundarios son generalmente interesantes y atractivos, aunque las complicadas maquinaciones de la trama a menudo obligan a los personajes a ser meras piezas de ajedrez en el tablero, y nunca terminan de desarrollarse, como sucede con el de Pascal y los emperadores gemelos (Joseph Quinn y Fred Hechinger). Pero es Washington quien saca lo mejor de sí como el villano conspirador, que revela lentamente sus planes para Lucius. Todo el arco narrativo de su personaje es el más fascinante de toda la película, lo cual termina haciendo que el de Mescal sea un típico y cliché arco del héroe, aunque Mescal le dé un peso algo más realista.

Al final, Gladiator II es un filme que desborda testosterona dentro y fuera del Coliseo, pero no tiene mayor atractivo que eso. 

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