Instintos ocultos | Review

Neil Burger busca explorar las emociones primitivas de Tye Sheridan y Fionn Whitehead en Voyagers 

Voyagers (2021)
Puntuación: ★★½
Dirección: Neil Burger
Reparto: Tye Sheridan, Fionn Whitehead, Colin Farrell, Lily-Rose Depp, Isaac Hempstead Wright y Viveik Kalra.
Disponible: Prime Video

Un grupo de jóvenes sexis y hermosos son encerrados en una nave para realizar un viaje interplanetario de décadas donde se entregan a sus impulsos más primarios; en sí, esa es la primicia de Voyagers, lo nuevo del peculiar director Neil Burger, quien busca explorar la idea sobre los instintos humanos.

Burger cuenta una historia sobre lo que sucede cuando las personas se aprovechan de su verdadero yo exaltado, para mejor y peor manera, donde estos jóvenes deciden dejar de tomar una sustancia a la que se refieren como “The Blue”. Estos astronautas piensan que es un suplemento vitamínico para fortalecerlos a largo plazo, pero en realidad los nivela y suprime emociones como los celos, la rabia o el placer sexual, todo esto para un bien común según el argumento de la cinta.

En un futuro cercano, la Tierra se ha vuelto inhabitable debido al cambio climático, a las sequías y las enfermedades. Un grupo de científicos descubren un nuevo planeta para que los humanos lo colonicen; el problema es que se necesitan 86 años para llegar allí. Así que crían una tripulación de jóvenes brillantes que abordarán el viaje, con el objetivo final de que sus nietos comiencen de nuevo en este nuevo mundo. Entre ellos se encuentran el sensato Christopher, la curiosa directora médica Sela y Zac, quien claramente se convertirá en el villano del cuento

El único adulto a bordo de la nave es Richard, interpretado por un pasivo Colin Farrell, quien ha jugado un papel crucial en la crianza de los jóvenes astronautas desde sus primeros días y su único deseo es llevar a cabo la misión, aunque sabe que morirá durante el transcurso de esta.

Burger logra establecer los ritmos del filme eficientemente haciendo que el espectador se interese en lo que está ocurriendo, aunque desde que arranca la trama principal ya se sabe cómo va a terminar todo. Aquí los roles que juegan los miembros de la tripulación son definidos desde el inicio y no va a ir más allá de lo que está establecido.

Es por eso que cuando Christopher y Zac comienzan a cuestionar sus beneficios y dejan de beber la sustancia azul, la obra se torna sumamente predecible.

Burger logra construir de manera vivaz y vibrante la idea de experimentar emociones puras por primera vez, como la alegría de correr por un pasillo, jugar a la lucha libre, estar en el gimnasio por placer o, con el tiempo, el tocar a una persona del sexo opuesto. (Aparentemente no hay astronautas homosexuales en esta misión). 

Todo queda bien planteado en su primicia, pero la obra no va más allá y toda gira en torno a eso. Burger nunca está interesado en contar una historia verdaderamente relevante y estimulante, cosa que hubiera sido genial tenerla debido a la idea que está intentando explorar.

Hay unos momentos visuales bien logrados que generan tensión, pero son solo eso, momentos. Las actuaciones no son sobresalientes, podemos decir que Tye Sheridan y Fionn Whitehead son los que llaman la atención, pero no es que tengan mucho que hacer, con la construcción de arco que se les entrega.

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