Juego limpio | Review

Phoebe Dynevor y Alden Ehrenreich ofrecen un duelo de actuaciones donde interpretan una pareja joven y sexy que entran en guerra después de que ella sea ascendida por encima de él.
Juego Limpio (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Chloe Domont
Reparto: Phoebe Dynevor, Alden Ehrenreich, Eddie Marsan, Rich Sommer y Sebastian de Souza
Disponible: Netflix

Juego Limpio, es un filme que hace fuerte crítica al capitalismo, a la fragilidad masculina, y al reaccionar con violencia cuando nos sentimos atacados o vulnerables. La cinta sigue a una pareja que trabajan juntos en una misma empresa y ambos son aspirantes a un nuevo puesto, pero su relación se pone a prueba cuando ella es ascendida, y el otro, el hombre, no puede soportarlo, haciendo que la pareja descubra que su frágil vínculo queda expuesto.

 El debut cinematográfico de la guionista y directora Chloe Domont se desarrolla en el mundo de las finanzas de alto riesgo de Nueva York, con Phoebe Dynevor y Alden Ehrenreich interpretando a la pareja recién comprometida que trabaja para la misma empresa de élite, cuyo amor se convierte en una pesadilla exacerbada por la inseguridad y competitividad. Deliberadamente provocativa (y llegando a los extremos para exponer sus argumentos), este drama psicológico pone a prueba los temas de la ambición, la codicia y el desprecio humano. 

El filme está construido para generar debate sobre el concepto de lo frágil que puede ser el ego humano, especialmente el del hombre cuando sus novias o esposas ganan más dinero que ellos, y es realmente sobre esa base que Chloe Domont construirá toda su película. 

La cinta inicia mostrandonos como es la relación de Emily (Dynevor) y Luke (Ehrenreich), quienes en este inicio están perdidamente enamorados y tienen sexo apasionado en el baño en la boda del hermano de Luke, justo antes de que Luke se arrodille para proponerle matrimonio. No podrían estar más felices, aunque tienen que mantener su relación en secreto en su lugar de trabajo debido a las políticas de la empresa (cosa que cuando termina el filme entendemos muy bien las políticas de Recursos Humanos). El drama comienza cuando ella escucha que Luke podría ser ascendido a administrador de cartera, solo la historia da un giro cuando esa noche Emily descubre que es a ella, a quien han elegido para el puesto y Luke se convierte en su subordinado. El ascenso de Emily se puede cuestionar un poco, dado que es citada a las 2:00 am en un bar para ser informada. Con las cosas cambiadas, a Luke le resulta más difícil apoyar el éxito de ella y la pareja comienza a desmoronarse.

Domont construye fríamente una historia contemporánea sobre cómo una disparidad de género en las finanzas y el poder puede arruinar una relación aparentemente exitosa. La nueva posición de Emily es una amenaza para Luke, su autoestima y su masculinidad se sienten frágiles y los desgarra a ambos, no solo en su apartamento sino que también en la oficina.

Domont evita embotar o exagerar su historia, lo que permite que ambos personajes se sientan humanos en las decisiones que toman sean correctas o incorrectas, especialmente las de él, o como algunas de las decisiones de Emily que están lejos de ser impecables. La tensión erizada surge de las cosas pequeñas que comienzan a volverse inevitablemente grandes, en lugar de una dependencia excesiva de desarrollos inverosímiles de la trama, la cinta camina con un equilibrio elegantemente modulado de emociones domésticas y corporativas que en su mayoría se sienten increíblemente fundamentadas.

Sin duda lo mejor del filme son Dynevor y Ehrenreich, quienes evitan notablemente caer en el exceso histriónico, trasladando hábilmente su química a los momentos más horribles de la pareja.

La cinta como es sabido, hace una crítica a las tensiones sociales y laborales, especialmente en el mundo de la Wall Street donde las traiciones están a la orden del día, pero es refrescante ver una historia donde ese detalle queda en segundo plano, ya que su objetivo principal es hablar de los egos masculinos y femeninos, y como estos se ven vulnerables cuando no aceptamos alguna derrota o no sentimos relegados. 

La cinta centra toda su atención en buscar generar discusión sobre el tema, especialmente sobre una escena particularmente preocupante en el último acto, donde se puede comprender la reacción de ella, pero como siempre decimos si contestas con violencia las cosas pueden salir peor.

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