La pecera | Review

La ópera prima de la directora y guionista Glorimar Marrero es un drama imperfecto con ideas atractivas que no terminan de aterrizar, cuyo enfoque baila entre los cuidados terminales de una mujer joven y el deplorable estado de una isla paradisiaca en Puerto Rico.

CRFIC 2023 | La pecera (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Glorimar Marrero
Reparto: Isel Rodriguez, Magali Carrasquillo, Maximiliano Rivas

Tras un destacado paso por festivales de renombre internacional dentro de la industria cinematográfica como Sundance o Málaga, el debut en la dirección de la puertorriqueña Glorimar Marrero finalmente ve su estreno en salas de cine, anunciándose como un llamativo drama que tomará lugar en una isla caribeña mientras se esfuerza en crear una historia al rededor de los conflictos que se irán representando.

Partiendo de esta idea, el filme se enfoca en la vida de Noelia, una mujer joven enferma de un cáncer terminal, quien rechaza la idea de tratarse y decide buscar vías de escape regresando a su Vieques natal, una isla paradisíaca en Puerto Rico en cuyas aguas se esconden toneladas de residuos contaminantes provocados por el Ejército norteamericano. Bajo este contexto, las oportunidades de trazar una historia con matices abundan, algo que el filme comprende e intenta aprovechar.

Llama la atención las decisiones tomadas detrás de la cámara, en donde la selección de escenarios juega un rol clave dentro la obra; en un principio el filme se desarrolla en un ambiente urbano, cuya puesta en escena es aburrida, tosca y casi desorganizada, mientras que al cambiar de aires y trasladarse al ambiente de la isla todo parece dar un vuelco, los planos son más amplios, los colores más vibrantes y en general parece que la protagonista puede respirar, aunque manteniendo tonos grises y una atmósfera incómoda, reflejando la inestabilidad que supone su situación, en donde escapar parece no ser la salida sencilla de sus problemas.

El agua en si funciona como un personaje más, representando el estado mental de la protagonista a lo largo del relato, donde en las mañanas puede existir una aparente calma reflejado en un océano sereno, mientras que durante el día y según el estado mental de Noelia esta situación puede cambiar y dar un giro de 180 grados al presentar un mar agresivo, con oleajes fuertes y que, en si mismo, rechaza a la propia Noelia obligándole a salir a la superficie, donde deberá enfrentarse no solo a su delicado estado de salud sino también a sus obligaciones emocionales con sus pares, sin olvidar el arraigo existente con su pueblo natal.

Pese a lo mencionado, la cinta sufre un problema clave en relación con el ritmo, una vez superado el primer acto, las siguientes escenas parecen más un compendio de imágenes con una mínima conexión, está claro que la situación que la protagonista atraviesa es traumática y cualquier enfoque sería conflictivo, pero las metáforas y símiles que se trazan con los cuerpos marinos y la flora-fauna de su lugar de origen sin cansinas, repetitivas y, ultimadamente, aburridas.

Vale la pena destacar el trabajo de Isel Rodríguez, quien consigue interpretar con éxito a una mujer solitaria y que, en su soledad, debe enfrentarse a uno de los miedos más universales de cualquier ser humano: fallecer sin haber encontrado un significado o razón concreta de su existir, por eso sus acciones finales, en busca de hacer las paces y sacar algo de provecho dentro de sus memorias, tienen coherencia, aunque carecen de algún tipo de apoyo o recurso narrativo que le brinde sustento al relato como conjunto.

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