Joel Coen crea un mundo en blanco y negro cargado de una violencia sutil pero que se respira en su atmósfera. Su forma más teatral en ocasiones le juega encontrá.
La tragedia de Macbeth (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Joel Coen
Reparto: Denzel Washington, Frances McDormand, Alex Hassell, Corey Hawkins, Bertie Carvel, Brendan Gleeson, Miles Anderson y Kathryn Hunter
Disponible: Apple TV
A lo largo de los años el cine ha llevado en muchas ocasiones las obras escritas por Shakespeare por una razón u otra, mostrando de alguna idea o manera esas líneas “Hamlet”, “Romeo y Julieta”, “El Rey Lear” o “La Tempestad “son algunas de las obras que ha sido adaptadas una y otra vez en diferentes versiones, formatos, incluso llevadas al contexto moderno, entre todas ella claramente la historia de Macbeth también es una de las tantas que se ha hecho, incluso cineastas como Akira Kurosawa, Polanski o el propio Orson Welles crearon su propia versión de está historia del rey asesino. No hace mucho tuvimos la una nueva versión, una más “realista” y la más sangrienta hasta la fecha, la de Justin Kurzel, con Michael Fassbender y Marion Cotillard (mi favorita al día de hoy), dicha película llegó en el 2015. Entonces ¿Cuál es el objetivo de otra película de Macbeth? en menos de diez años.
Bueno, siempre tiene sentido si el filme es convincente, brillante y tenga algo que aportar, Lo que nos lleva a analizar si la versión que ofrece Joel Coen tiene ese detalle. Aquí, el director nos entrega una versión cruda casi en tono de pesadilla monocromática, fría en todos los sentidos, donde los textos de Shakespeare son expuestos con un lenguaje bastante teatral pero al mismo tiempo se sienten estilizados, y los personajes cargan una figura fantasmal.
Esta versión de Macbeth, juega en las líneas de las obras de Kurosawa y Welles, con algunas sombras al más puro estilo expresionista alemán, pero en ocasiones juega con la naturalidad del cine negro de los años 30 o 40. Haciendo que lo que realmente resalta es la magistral cinematografía de Bruno Delbonnel, las imágenes son austeras, donde los grises juegan bastante con el diseño de producción de Stefan Dechant, haciendo que el castillo de Macbeth sea un personaje más, incluso más importante que los protagonistas, este se siente una edificio grande, modernista, con largos pasillos delimitados por enormes paredes y pasillos que se extienden como una especie de corredor hacia la muerte, ya que cuando se abre una puerta no se sabe que puedes encontrar.
Coen crea una obra Inquietante casi en forma de thriller, muy al estilo del director (dirige en solitario sin su hermano) sin perder la forma de la obra original, además de que vuelve a trabajar con Frances McDormand, que por supuesto es Lady Macbeth, cuyo papel le queda como anillo al dedo, aportándole una autoridad, complejidad y determinación al plan para matar al Rey Duncan.
Macbeth es Denzel Washington, quien lo retrata como un hombre exhausto arrogante por su gran triunfo a la causa del Rey, mientras se somete tanto a las engañosas promesas sobrenaturales como a las demandas de su esposa. Y luego, enojado y paranoico, intensifica su gobierno con una serie de asesinatos, mientras Lady Macbeth se entrega al horror y la desesperación.
Si hay algo que destacar es la versión del retrato de las brujas interpretada por Kathryn Hunter cuya aparición es casi terrorífica y al mismo tiempo fascinante, está se le presenta inquietantemente a Macbeth con dos reflejos en un charco de agua. Hunter logra plasmar de una manera siniestra los versos de Shakespeare.
El ritmo de la cinta es muy contemplativo, se toma el tiempo para ir construyendo la historia, razón por la cual los discursos de los personajes se sienten pausados y a veces dando vueltas sobre matices del significado. Ve la daga flotante y el fantasma de Banquo, pero nosotros no. McDormand es más específica y precisa en su discurso.
Curiosamente, Coen deja que los dos intérpretes carguen el peso de la obra. Otro detalle de esta nueva entrega es que Coen no aborda directamente el misterio de la falta de hijos de la pareja, pero deja el tema en el aire con las líneas de Lady Macbeth sobre la lactancia materna. Lo que sí hace, es que ofrece una nueva e ingeniosa teoría sobre la identidad y el significado del tercer asesino.
Como mencionamos el filme es tenso y contiene unas imágenes soberbias como cuando Birnam Wood va llegando a Dunsinane, o las escenas de las brujas sobre unos grandes ventanales mientras hablan con Macbeth.
Al final contestando la pregunta: ¿Cuál es el objetivo de otra película de Macbeth?, nuestra respuesta es que no hay ningún objetivo claro, ya que tampoco moderniza el retrato, pero nos deja uno de los filmes más interesantes sobre la figura de los dos personajes centrales, y un retrato de las brujas que quedará en la historia moderna del cine.