La nueva entrega de la saga Depredador es una agrdable sorpresa dentro del cine de acción, diferente (para bien), a la mayoría de producciones palomiteras dentro del género.
Depredador: La presa (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Dan Trachtenberg
Reparto: Amber Midthunder, Dane DiLiegro, Stefany Mathias, Stormee Kipp, Dakota Beavers y Harlan Blayne Kytwayha
Disponible: Star Plus
Uno de los géneros mas desgastados de la industria es, sin duda alguna, el cine de acción, cuyos clichés, héroes estereotipados y refritos abundan, por lo que resulta una bocanada de aire fresco encontrarse con producciones en donde se realizan esfuerzos por entretener, de manera consistente, mientras se cuenta una historia. Este es el caso de Prey, la más reciente entrega de la saga Depredador, siendo una reinvención de la misma y ubicándose como una “precuela” en la línea temporal.
De entrada, el concepto es atractivo, la premisa nos cuenta la historia de Naru (Amber Midthunder), una guerrera feroz, criada a la sombra de los cazadores y figuras autoritarias de su comunidad Comanche, quien se enfrenta a una peligrosa amenaza: un ser extraterrestre evolucionado, con un arsenal tecnológicamente avanzado. La dinámica de cazador-presa cambia de manera constante y la sensación de peligro se mantiene presente durante la mayoría del relato, en gran medida gracias al despliegue de los intérpretes y la forma en la que la naturaleza del ambiente es puesta en escena.
Claro está que el filme no pretende trascender como un ejercicio de reflexión, el desarrollo de los personajes secundarios es inexistente, algunos simbolismos son sobreexplicados y existen errores de continuidad, donde un personaje puede ser herido de gravedad y en poco tiempo recuperar su salud al 100%. El filme es muy físico y naturalista, desde la dirección, Dan Trachtenberg (conocido por 10 Cloverfield Lane) apuesta por tener pocos diálogos y enfocarse en construir una protagonista fuerte y creíble.
Por otro lado y como es de esperarse, los momentos de acción son impactantes, balanceando creatividad con violencia gráfica (rozando el gore). Una secuencia durante el comienzo del tercer acto, destaca en particular por la meticulosa elaboración y dinamismo con la que transcurre; se trata de un aparente plano secuencia, en el que Naru se enfrenta a un campamento de enemigos franceses, utilizando distintos recursos de combate y armamento.
El apartado visual es detallado, tanto la fotografía como el diseño de producción capturan la inmensidad de las grandes llanuras, ofreciendo un escenario desolador, el cual va acorde con el tipo de historia que se cuenta. Los Comanches, sus tradiciones y el vestuario empleado ayudan a darle mayor peso a la trama, mientras que el maquillaje de batalla sumado a los efectos especiales y el trabajo detrás de la creación de este Depredador son efectivos, aunque la banda sonora pudo ser más intensa al momento de acompañar al filme, cuyo desenlace predecible juega en su contra.
En resumidas cuentas, Prey tiene personalidad, es capaz de capturar el espíritu de la película original de 1987 de Arnold Schwarzenegger, manteniendo una identidad propia para dar forma a una película de acción muy consumible, bien ejecutada y divertida, disponible en América Latina en el catálogo de la plataforma streaming Star+.