Un biopic sacado de Wikipedia sostenido por la brillante entrega de Naomi Ackie como Whitney Houston y por los grandes éxitos de la cantante, pero se aleja de las preguntas difíciles y todo lo hace superficial.
Quiero bailar con alguien (2022)
Puntuación: ★★½
Dirección: Kasi Lemmons
Reparto: Naomi Ackie, Ashton Sanders, Stanley Tucci, Clarke Peters, Nafessa Williams, Tamara Tunie y Lance A. Williams
Disponible: Estreno en cines
Para nadie es un secreto el legado y el impacto que dejó la cantante Whitney Houston en la cultura pop, una intérprete fenomenalmente talentosa que dejó una serie de sencillos de éxito imborrables antes de su lamentable muerte en 2012 a los 48 años por culpa de las drogas; y siguiendo la tendencia de las biopic musicales nos llega ahora el turno de la cantante del tema I Wanna Dance With Somebody.
Esta película biográfica alcanza su punto más alto desde el principio sostenido con la actuación de Naomi Ackie, quien retrata vívidamente a la estrella del pop durante su ascenso meteórico. Pero una vez que la película llega a la carrera posterior de Houston, cuando las drogas y la historia del matrimonio difícil comenzaron a pasar factura, la historia no solo se vuelve más deprimente sino también la película lo intenta pintar de color rosa.
Ackie se entrega por completo en el papel de Houston, quien al inicio la vemos como anhelaba ser una gran estrella de la música desde una edad temprana, la cual un día atrae la atención (y el oído) del influyente ejecutivo musical Clive Davis (Stanley Tucci), Houston firma un contrato discográfico, entregando rápidamente una serie de éxitos, que incluyen ‘Saving All My Love For You’ y ‘I Wanna Dance With Somebody. Pero después de conocer a otra estrella en ascenso, Bobby Brown (Ashton Sanders), comienza una relación tumultuosa que la lleva a aumentar el consumo de drogas.
La película sigue todas las normas y clichés de la típica película biográfica musical: cuando I Wanna Dance revela los éxitos optimistas y ubicuos de Houston, hay una agradable previsibilidad; especialmente cuando vemos a la cantante seleccionando cuidadosamente el material que grabará. Debido a que rara vez escribía sus canciones (bueno la película nos indica que nunca compuso ninguna), necesitaba un instinto infalible para posibles sencillos, por lo cual las escenas donde la vemos escuchando posibles temas entre ella y el personaje de Davis son un deleite y es lo mejor del filme.
Cabe destacar que Ackie pese estar brillante, realmente no canta las canciones que vemos en pantalla, lo único que realiza es una sincronización de los labios con la voz de Houston, lo que nos deja en claro porqué Houston fue apodada “La Voz”. La cinta recrea varios momentos icónicos, como la interpretación de Houston de ‘The Star Spangled Banner’ en el Super Bowl de 1991, donde Ackie canaliza la emoción y el poder estelar que tenía la difunta cantante.
La cinta no rehúye de algunos comentarios sociales y explora cómo el romance lésbico de Houston con su amiga Robyn Crawford (Nafessa Williams) que se mantuvo en secreto, en particular, por la mente cerrada del padre de Houston (Clarke Peters), quien lo consideró abominable y malo para su imagen. Además, la película aborda la frustración de Houston por haber sido catalogado como vendida por los fanáticos negros por hacer música que atraía a las audiencias blancas, temas que nunca los explora con profundidad, y solo los deja como simple menciones o hechos, aunque uno desearía que estos aspectos de la vida de Houston se examinaran de una manera más reflexiva.
La película es especialmente inestable cuando avanza rápidamente a través de su celebridad inicial, recurriendo a montajes sin inspiración mientras sube en las listas de éxitos. Por mucho que Ackie transmita la chispa de Houston y la inseguridad ocasional, el personaje queda ahogado por el tratamiento que plasma el material. Y cuando las drogas comienzan a abrumar a Houston, sin mencionar a un esposo infiel que la acosa, la película nunca dramatiza con éxito su caída, sino que simplemente se detiene en su miseria, pero sin darle emoción a los eventos, prácticamente se siente como una telenovela rosa.
Para rematar la falta de originalidad del proyecto, queda muy claro en su secuencia final que es un acto musical a lo Bohemian Rhapsody, solo que en este caso el momento creado busca darnos una nueva forma de pensar sobre el enorme talento y la terrible muerte de Houston.
Kasi Lemmons lo único que busca en todo el filme es celebrar a Houston, lo que no está nada mal, incluso se agradece, pero si ese era el enfoque hubieran buscado otra forma de traernos el legado de la artista a la pantalla, ya que al contar la historia como tal deja muchas preguntas sin responder o cuestionar como ¿Whitney era una mujer gay cuyos problemas se derivan por estar encerrada en el armario? ¿Era una genio del góspel/R&B cuyas agonías surgieron por ser una princesa del pop para el público blanco? ¿O fue simplemente que tuvo que usar drogas para aliviar el estrés debido a una gira a la que se vio obligada por su séquito familiar que gastaba mucho?.