Edoardo Vitaletti ofrece una visión atractiva dentro del terror folk cargada de erotismo y tintes reinvindicativos, elevada por una buena actuación de Isabelle Fuhrman.
La última cosa que Mary vio (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Edoardo Vitaletti
Reparto: Stefanie Scott, Isabelle Fuhrman, Judith Roberts, Rory Culkin
Disponible: estreno en cines
Debutar dentro de la industria cinematográfica es un reto en si mismo, ya que conseguir apoyo de empresas o compañías dispuestas a apostar dinero o recursos en visiones nueva puede resultar complejo si no se dispone de un nombre o trabajos previos que respalden las diversas propuestas venideras. Este es el caso que Edoardo Vitaletti se ha enfrentado, quien en su obra debut, titulada “La última cosa que Mary vio”, deja claro su talento detrás de la cámara sino también el potencial que tiene como realizador, al dar forma a un slow burn efectivo el cual tuvo problemas de distribución, lo cual derivó en un inexistente eco mediático, pese a sus cualidades como película de terror.
Dentro del género en el que el filme se mueve es complejo impresionar a la audiencia, en donde cada vez resulta más común enfrentarse ante filmes que se mueven dentro del folk horror y obedecen a ciertas estructuras narrativas del cine indie, influenciado por el éxito de propuestas apreciadas por crítica y público como The Witch de Robert Eggers o Midsommar de Ari Aster, dos realizadores que poco a poco se han ganado el estatus de directores de culto.
“The Last Thing Mary Saw” no se aleja demasiado de dicha fórmula, al buscar una reacción con lo que no se muestra en pantalla, apostando por tener una cuidada puesta en escena, una fotografía que refleja con precisión la naturaleza puritana y extremadamente religiosa que imperaba en Nueva Inglaterra en el siglo XIX sumado a una decisión efectiva al utilizar luz natural (inclusive en escenas nocturnas que abarcan una parte relevante del filme).
Leyendo de manera superficial la sinopsis de la película, en 1843, dentro de una comuna cerrada y tradicional, una joven es investigada tras la misteriosa muerte de la matriarca de su familia. Su recuerdo de los hechos arroja nueva luz sobre las fuerzas atemporales que están detrás de la tragedia, sumado a una historia de amor prohibido que explota con fuerza gracias a su impactante desenlace, el cual no será revelado por obvias razones. Llama poderosamente el carácter creativo de la cinta, en donde pese a manejar elementos sobrenaturales, se esfuerza por mantener un punto realista: las actrices hablan poco, se comunican basándose en gestos o susurrando, lo que permite a cualquier espectador sentir ansiedad así como la fuerza de ser una parte activa del relato.
Por su planteamiento, la película tiene un ritmo lento, lo cual puede desesperar a algunas personas, ya que la acción llega en forma de imágenes impactantes que parecen contar más un cuento lésbico con omentos masoquistas y que si bien bebe del horror, se acerca más a un drama de época como es el caso de filmes de gran calidad como “Silence” o “Valhalla Rising”.
Las actuaciones son un punto por destacar en donde Stefanie Scott interpreta a Mary y la genial Isabelle Fuhrman (recordada por su icónico papel en “La Huérfana”) da vida a Eleonor, una mucama que vive un romance con Mary, desaprobado por el entorno hiper-machista en el que se desenvuelven, donde eventos sin explicación recaen en dicha pareja, la cual es sometida a brutales castigos representados de manera gráfica, posiblemente por su condición de mujer.
El resultado final es una propuesta atractiva, que está lejos de ser lo mejor del género pero que busca impactar de maneras novedosas, presentado a Vitaletti como un realizador que merece la pena seguir de cerca en nuevas producciones de mayor presupuesto y distribución, con lo cual podría llegar a más personas interesadas en descubrir nuevos talentos dentro de una industria desgastada debido a la abrumadora cantidad de estrenos que llegan día tras día.