The Old Way | Review

Nicolas Cage interpreta a un viejo pistolero que cabalga con su inquietantemente tranquila hija en esta historia de venganza al estilo True Grit.
The Old Way (2023)
Puntuación: ★★½
Dirección: Brett Donowho
Reparto: Nicolas Cage, Clint Howard, Ryan Kiera Armstrong, Kerry Knuppe, Abraham Benrubi y Shiloh Fernandez
Disponible: VOD Google Play

Nicolas Cage parece estar mucho más en forma después de pasar unos años haciendo películas cuestionables y de muy mala calidad. Cage ha demostrado que todavía puede sorprendernos como lo hizo en las aclamadas películas Pig y The Unbearable Weight of Massive Talent, así que es razón suficiente que siempre queramos ver los proyectos de Cage, además, es un actor que no le teme a ningún género. 

Su más reciente trabajo es un wéstern​, donde interpreta a Colton Briggs, un cazarrecompensas, que cuando lo conocemos le dispara enérgicamente a un hombre que intenta matarlo justo en frente de su hijo pequeño, luego de que fuera sentenciado de muerte. Luego de esa escena, el filme avanza 20 años, donde vemos que Briggs ha dejado su vida pasada, está casado (Kerry Knuppe),  tiene una hija (Ryan Kiera Armstrong, sorprendentemente buena) y una tienda donde vende bolsas de harina y golosinas. 

Pero como típica película wéstern​, el pasado lo alcanza en la forma de James McCallister, el hijo ahora adulto del hombre que Briggs mata en el prólogo del filme, quien con su pandilla quiere vengar la muerte de su padre. Esto obliga al viejo pistolero a volver, como sugiere el título, a la vieja usanza. Dada la falta de servicios sociales o incluso de niñeras en el salvaje oeste, Briggs decide llevar a su hija con él en su misión de venganza, al más puro estilo de True Grit. 

Los villanos son de turno, muchos quedan desdibujados o incluso desaprovechados dentro de la trama, como es el caso del personaje de Shiloh Fernández, que nunca termina de funcionar, mientras James McCallister parece una caricatura. 

Lo mejor del filme es la buena química en pantalla de Cage y Armstrong, haciendo que uno como espectador pueda conectar con su falta inclinación a llorar en momentos de tragedia, lo que sugiere, que hay algo en los personajes que no los deja poder expresar esas emociones.

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