Errante Corazón sigue la vida de un hombre que no logra afrontar las emociones que ha repercutido las decisiones de su vida con una brillante actuación de Leonardo Sbaraglia.
Errante Corazón (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Leonardo Brzezicki
Reparto: Leonardo Sbaraglia, Miranda de la Serna, Eva Llorach, Iván González, Alberto Ajaka y Thalita Carauta,
Disponible: HBO max
“Todos estamos tratando de entendernos todo el tiempo”, una frase que dice el protagonista y es lo más cierto que hemos escuchado en una película este año, debido a que es la constante de la vida misma; cada ser humano está en busca de entender su entorno, su forma de ser y las decisiones que tomamos, y es así como el protagonista de Errante Corazón vive en su propia crisis emocional.
Errante Corazón sigue la vida de Santiago un hombre que se encuentra en un momento de su vida emocionalmente inestable, no se logra entender así mismo ni a las personas que lo rodean, y al mismo tiempo anda en busca de afecto, razón por la cual siempre se encuentra en un estado de desafío y agresividad constante.
Leonardo Sbaraglia interpreta a este hombre, que representa una complejidad para el actor argentino en su carrera hasta ahora. Santiago es un hombre que carga mucho dolor, mucha frustración y angustia con su vida. Más allá de su éxito profesional que es un chef a cargo de un restaurante con bastante buena reputación y clientela.
Santiago es un ser humano que se mueve por sus impulsos, especialmente los que tienen que ver con su sexualidad, que es la forma que él logra saciar su soledad y frustración.
El filme comienza reflejando esa forma de vivir de Santiago. Lo conocemos llegando a una fiesta en casa de uno de sus mejores amigos, que es una celebración con varias personas homosexuales, que termina en una orgía, pero pese a esa libertad sexual que vemos, él no se siente a gusto y le cuesta integrarse, pero haciendo caso a sus impulsos termina sumándose.
Conforme a la historia va surgiendo vamos comprendiendo las conductas que tiene Santiago, que son un reflejo de un hombre que todavía no logra aterrizar y se comporta como un niño caprichoso al que no le importa como se sienten los demás, especialmente su madre, su ex o su hija, que por irse a dicha fiesta en un descuido la deja encerrada sabiendo que ella tenía un compromiso importante.
Pese a todos estos problemas, la cinta en ningún momento juzga a su personaje y mucho menos no nos lo plantea como una mala persona, simplemente lo muestra como un ser humano atormentado que no sabe lidiar con su vida y con las consecuencias de sus actos desde diferentes puntos, como es el caso de su intimidad, como padre o como hijo, pero la historia al mismo tiempo nos va contando porque este hombre es así y hace una crítica a la responsabilidad de los padres a la hora de criar a sus hijos, ya que el mismo protagonista cuenta que su padre no le hablaba y le costaba comunicarse con su madre.
Para reforzar dicho tema, la obra también profundiza en las emociones de la hija de éste y en la relación que tiene ella con su padre y con una madre, que prácticamente ha estado ausente, que es interpretada por una roba escenas como lo es Eva Llorach.
Leonardo Brzezicki crea una puesta en escena elegante a la hora de profundizar en el mundo de este hombre y sus comportamientos. El director busca en todo momento desnudar a su protagonista literal y sentimentalmente (tremenda escena se carga Sbaraglia).
Es verdad que la cinta por momentos no logra sostener muy bien el ritmo y repite varios momentos como subrayando lo que ya habíamos visto, pero nunca pierde la fuerza que carga ni la incomodidad que busca en el espectador a la hora de exponer los temas que toca.