Amigos imaginarios | Review

Ryan Reynolds haciendo de Ryan Reynolds lidera lo nuevo de John Krasinski sobre amigos imaginarios que se reconectan con los adultos. Una cinta que busca ser emotiva, pero termina siendo un poco confusa y no sabe qué quiere ser. 
Amigos Imaginarios (2024)
Puntuación: ★ ★
Dirección: John Krasinski
Reparto: Ryan Reynolds, Cailey Fleming, Alan Kim, John Krasinski, Fiona Shaw, Steve Carell, Phoebe Waller-Bridge y Awkwafina
Disponible: En Cines 

La nueva película infantil de John Krasinski, es una cinta construida con los típicos elementos de un éxito familiar: una saludable dosis de sentimentalismo adornado con un fuerte énfasis en el poder de la imaginación de un niño que es adornado con trágico drama familiar, haciendo que el viaje de nuestra pequeña protagonista busque sacar algunas lágrimas o emociones al espectador adulto, mientras los niños se deleitan con varios personajes creados con CGI, todo eso para contarnos las vivencias de unos amigos imaginarios que han sido olvidados por sus niños que ahora son adultos. 

La cinta Krasinski tiene una idea atractiva, que por momentos te recordará películas como Where the Wild Things Are de Spike Jonze, o Bridge to Terabithia de Gábor Csupó. Krasinski como escritor y director cumple los requisitos, aunque el resultado es algo extraño, y no es tan tierna como pretende ser. La atmósfera de la trama tiene una dulzura subyacente y superficial, y esa rara confusión, se puede ver en la forma que desarrolla a los antiguos amigos imaginarios de todos los personajes humanos. 

Aún así, hay muchas cosas extravagantes, como los diseños de los imaginarios. Y para los adultos propensos a la nostalgia de la infancia, hay algo cautivador y doloroso en la premisa de una casa de retiro para amigos imaginarios (Sí, todo suena algo parecido a: Mansión Foster para amigos imaginarios) donde los imaginarios lamentan la pérdida de sus amigos humanos adultos y esperan encontrar otro compañero de juegos infantil. O incluso antiguos amigos un poco mayores, como Bea, de 12 años, hábilmente interpretada por Cailey Fleming, declara que ya no es una niña y, por lo tanto, demasiado mayor para esos juegos. 

La película comienza con imágenes simuladas de una cámara de video de los días más felices de Bea en una casa de juegos en un apartamento de Brooklyn: una fantasía de una familia feliz de tres personas que hacen creer, antes y durante el cáncer de su madre (Catharine Daddario). La trama en sí, se desarrolla en el Nueva York presente después de un tiempo fuera, la niña se va a vivir con su abuela (Fiona Shaw), ya que su padre ha regresado a la temida habitación del hospital a la espera de una cirugía por un “corazón roto”, porque aparentemente esta pobre niña no ha sufrido lo suficiente. 

Viviendo bajo una supervisión cuestionable de su abuela, nuestra protagonista Bea, se encuentra con un hombre extraño en el piso de arriba llamado Cal (Ryan Reynolds, actuando muy fiel a sus costumbres, para bien o para mal: no hace nada), que dirige una agencia de colocación de imaginarios, entre ellos está Blue y una criatura a lo Minnie Mouse/ Bee Movie llamada Blossom. En un principio Bea, es algo escéptica, pero luego de un viaje a la casa de retiro de los Imaginarios, ella se une a la causa para reconectar a los imaginarios olvidados con niños.

Krasinski es un director brillante, y ya lo ha demostrado, pero aquí el guion se le complica algo, especialmente al dejar varios cabos sueltos (el personaje de Cal, por ejemplo), y por otros es bastante obvia la trama, por no decir predecible. 

Un aspecto curioso es que la cinta carga con un aire decididamente retro, ya que hay una vaga sensación de fuera de tiempo en Amigos Imaginarios, aunque se nos vende que estamos en la época actual, molesta si lo piensas. Generalmente la cinta se arrastra en sus propias ideas que no terminan funcionando al cien; y pese a que se anuncia a sí misma como una comedia familiar y adorable, pero todo aquí es torpe, al igual o más que el personaje de Blue, y las risas que debería tener nunca llegan, no hay gracia, y el mensaje final, es incomprensible para los niños, y para los adultos es ridículo, pese a que quiera darnos el discurso sobre tener un niño interior, y lo peor que puede hacer una película de Hollywood es venir a darnos un sermón.

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