El Conde | Review

Pablo Larraín saca su lado más mordaz, satírico y deliciosamente disparatado que no teme ir un poco más allá, para hacer una crítica a una de las épocas más fuertes y duras de la historia del país Chileno.
El Conde (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Pablo Larraín
Reparto: Jaime Vadell, Gloria Munchmeyer, Alfredo Castro, Paula Luchsinger, Catalina Guerra, Marcial Tagle y Amparo Noguera
Disponible: Netflix

Una cinta de Pablo Larrain lleva años sin dejarnos indiferentes, en esta ocasión nos trae fiel a su estilo un biopic con tintes propios y en esta ocasión de Agusto Pinochet, uno de los personajes más despiadados y autoritarios de todo el siglo XX. Para el cast cuenta con Jaime Vadell, Gloria Munchmeyer, Alfredo Castro, Laura Luchsinger, Antonia Zegers, Amparo Noguera, Marcial Tagle, Diego Muñoz y Catalina Guerra, muchos de ellos actores ampliamente reconocidos de telenovelas y series chilenas.   

La película desde su estreno en el Festival de Venecia, ha generado un revuelo entre la crítica y tan solo un día del estreno también entre la audiencia. “El Conde” nos introduce en la que es posiblemente la premisa más audaz y personal del director, en esta Augusto Pinochet, el dictador chileno, es un vampiro. Un concepto que de buenas a primeras puede parecer ridículo, como en aquella ocasión que Abraham Lincoln fue un cazador de estos seres, pero Larraín logra acá dar un giro en el terror y cine de monstruos tradicional, dando desde lo fantástico el entendimiento de la atmósfera, la violencia y las cualidades alucinatorias del género.

Para aquellos interesados en la historia, en 1973, se dio el golpe de Estado conocido como el “11 de Septiembre”, liderado por Pinochet, quien en ese momento ocupaba el cargo de Comandante en Jefe del Ejército chileno. Con el respaldo de sectores conservadores de las Fuerzas Armadas y el apoyo de Estados Unidos, las fuerzas militares asaltaron el Palacio de La Moneda, la sede del gobierno chileno, donde se encontraba el presidente Salvador Allende. Tras un bombardeo al palacio, Allende fue asesinado y Pinochet asumió el poder.

La dictadura de Pinochet es recordada por su brutal represión política. Durante su mandato, miles de personas fueron arrestadas, torturadas y ejecutadas por motivos políticos. La “Caravana de la Muerte” y el infame centro de detención y tortura de Villa Grimaldi son solo ejemplos de los horrores que se llevaron a cabo bajo su régimen.

La influencia de los Estados Unidos en el gobierno de Pinochet es importante a la hora de entender su accionar. La CIA estuvo involucrada en actividades encubiertas destinadas a desestabilizar al gobierno de Salvador Allende y, posteriormente, a apoyar a Pinochet en su ascenso al poder. La Escuela de las Américas, una institución militar estadounidense, también desempeñó un papel en la formación de oficiales chilenos que luego participaron en violaciones a los derechos humanos.

Aunado a ello, El Plan Cóndor, una operación clandestina de cooperación entre las dictaduras militares de América del Sur, facilitó la persecución y eliminación de opositores políticos en varios países de la región. Pinochet fue una figura central en este plan, que involucró la coordinación de la represión transnacional y la persecución de exiliados políticos.

Sus relaciones con otros líderes fue variada pero posiblemente la más recordada es la  estrecha relación con la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher, ambos compartían una visión política conservadora y anticomunista, lo que los llevó a forjar una relación cercana y de apoyo mutuo.

Durante el conflicto de la Guerra de las Malvinas en 1982, el gobierno chileno bajo el mando de Pinochet adoptó una postura de respaldo a Gran Bretaña, liderada por Thatcher. Este vio en el apoyo a Gran Bretaña una oportunidad para solidificar la relación entre Chile y el Reino Unido, lo que podría beneficiar a su gobierno en términos políticos y económicos.

Su apoyo se vio materializado en la colaboración logística, como el suministro de repuestos para la flota británica y el ofrecimiento de información de inteligencia. Este respaldo de Pinochet a Gran Bretaña fue un factor que contribuyó a la victoria británica en el conflicto.

Sin embargo, la relación entre Pinochet y Thatcher continuó más allá de la Guerra de las Malvinas. En 1998, Pinochet fue arrestado en Londres en respuesta a una solicitud de extradición emitida por España, donde se le acusa de violaciones a los derechos humanos durante su régimen en Chile. En ese momento, Margaret Thatcher expresó públicamente su apoyo a Pinochet y abogó por su liberación. Argumentó que Pinochet había sido un aliado importante del Reino Unido durante la Guerra de las Malvinas y por lo tanto, merecía respeto y no ser sometido a juicio en el extranjero.

La película se configura como una fábula de naturaleza gótica, evocando un período sin fronteras ni posesión definida en el tiempo. Enclaustrado en un paraje inhóspito, uno de los más monstruosos dictadores latinoamericanos decide morir, en compañía de su familia, un séquito de sangrones como él, que buscan en sus últimos momentos quedarse con toda aquella fortuna amasada a costa de la malversación y tortura del pueblo chileno. Sus descendientes y allegados, son también a su modo bestias  insaciables, y el legado permanente de tan retorcida figura. La subversión moral, donde lo más oscuro de la historia de Pinochet se entrelazan tejiendo una trama intrigante que lleva al espectador a cuestionar la naturaleza de la maldad y la sed de poder.

El núcleo satírico de la película es innegable. Pinochet como vampiro es una representación tanto literal como metafórica de su oscuro legado político. Como han señalado algunos críticos, los elementos satíricos de “El Conde” varían en efectividad. Si bien cuenta con diálogos y situaciones brillantes, hay momentos que pueden parecer demasiado contundentes o prolongados, mientras se enfrenta a la monumental tarea de abordar un capítulo tan repulsivo de la historia.

La metáfora del vampirismo a pesar de su obviedad tiene distintas capas de análisis, estos seres son conocidos por su sed de sangre y poder. Puede ser vista como una representación de la búsqueda implacable de poder y control que caracterizó el gobierno de Pinochet. Durante su régimen, Pinochet consolidó su autoridad a través de la represión política y la censura, buscando mantener un control absoluto sobre el país.

El cómo oculto sus actividades detrás de un velo de misterio podría asociarse con la opacidad y el secretismo que rodearon a la dictadura de Pinochet, particularmente en lo que respecta a las violaciones a los derechos humanos y las actividades de inteligencia.

Los vampiros suelen ser retratados como seres que se alimentan de la vida de otros. Esta característica podría reflejar la forma en que el régimen de Pinochet afectó la vida de muchos chilenos a través de la represión, la violencia y la censura, afectando la vida y las libertades de quienes se oponían.

Su inmortalidad simboliza la idea de un poder que nunca muere. En el contexto de Pinochet, esto podría relacionarse con su prolongado tiempo en el poder y su resistencia a dejar el cargo. Su régimen se mantuvo durante casi dos décadas, lo que refleja una especie de “inmortalidad” en términos políticos pero también de su propia presencia como un lastre que no debe ser olvidado por la memoria chilena y latinoamericana, para no recaer en estos errores.

Otro aspecto destacado de “El Conde” es su notable estética. La cinematografía de Edward Lachman, capturada en sorprendente blanco y negro, contribuye a algunos de los momentos visualmente más impresionantes del cine de género reciente, tambien permite retratar de mejor manera el gore, esa violencia visceral presenta en todo momento. El atractivo visual de la película añade otra capa de complejidad a la narrativa, siendo particularmente notable una escena que representa el vuelo con un traje militar.

En conclusión, “El Conde” es una cinta que no deja a nadie indiferente, la propuesta más arriesgada y personal de Larrain, la que más invita a revisitar el horror de una dictadura a través también de la sátira. Sin ser su mejor cinta, da una impresión de poder perdurar en el tiempo. Amplía los límites propios de su cinematografía y genera también una reflexión al auge del autoritarismo en distintas partes del globo. Disponible en Netflix.

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