Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss están de vuelta como los icónicos Neo y Trinity, quienes son los mejores en este “reinicio” de Matrix que es como una píldora difícil de saborear.
Matrix Resurrections (2021)
Puntuación: ★★★
Dirección: Lana Wachowski
Reparto: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Yahya Abdul-Mateen II, Jada Pinkett Smith, Jessica Henwick, Priyanka Chopra y Jonathan Groff
Disponible: Estreno en cines
Matrix fue un thriller de acción brillante y profético que en 1999 nos presentó a Keanu Reeves como un informático con nombre en código “Neo”, este queda envuelto en un conflicto con la policía cuyo funcionamiento apenas sospechaba. La rebelde carismática Trinity (Carrie-Anne Moss) lo encuentra y lleva a Neo ante la misteriosa figura de un hombre llamado Morfeo (Laurence Fishburne) que ofrece a nuestro reacio héroe una de las opciones más famosas del cine moderno: la pastilla azul o la pastilla roja. El primero le permitirá a Neo volver a su tópica vida, la segunda le revelará irreversiblemente la verdad sobre toda la existencia. Este se traga la píldora roja y descubre que todas nuestras vidas existen en un mundo fabricado digitalmente, mientras los cuerpos están en estado de coma en unas sus energías “granjas gigantes” de energía controladas por las máquinas.
Luego vino la secuela subestimada, Matrix Reloaded, en 2003 y más tarde en el mismo año Matrix Revolutions, en donde nadie entendió nada de lo que habían construido y cuyas ideas quedaron mal ejecutadas, dejando un final bastante pobre y sin muchas ganas de seguir está historia. Pero el impacto de la trilogía marcó el cine y la cultura pop, y su legado ha estado presente todos estos años, por lo cual era casi obvio que en algún momento Matrix iba a volver a nuestras vidas y ha llegado.
La cuarta película comienza ingeniosamente mostrándonos a Neo en la mediana edad un poco demacrado y deprimido, operando bajo su nombre normal Thomas Anderson: aquí ahora es un programador de juegos galardonado y agotado. Pero hay extrañas erupciones dentro de su realidad que lo van haciendo volver a cuestionarse su mundo, como cuando una activista llamada Bugs (Jessica Henwick) intenta ponerse en contacto con él, junto con un agente del gobierno renegado (Yahya Abdul-Mateen II) que ha asumido la personalidad de Morfeo. Mientras tanto, el detestable empleador multimillonario de Thomas, Smith (Jonathan Groff), parece una versión paralela del siniestro Agente Smith interpretado por Hugo Weaving en las películas originales, intenta controlarlo. Luego entra en juego un nuevo personaje: el analista de Thomas (Neil Patrick Harris) quien está disponible para asegurarle que todo esto es solo su imaginación. ¿Pero lo es? ¿Y Thomas todavía está profundamente enamorado de Trinity, a quien ve todos los días en su cafetería local?
Podemos decir de muchas formas que la esencia de la franquicia de Matrix siempre ha sido a la relación de Neo y Trinity, siendo ese el motor que logró sostener las tres anteriores partes, pero ahora en esta nueva entrega ese detalle no es solo el motor o la base para armar la historia, sino que lo es todo, el amor entre estos dos personajes es el argumento completo, todo va a girar en torno a relación sin importar que eso afecte a los demás.
Ese detalle lo podemos enmarcar en una escena que vemos en la película y es el resumen de toda ella o en lo mejores de los casos es la idea que explica Matrix Resurrecciones, aquí vemos como Neo se sienta y se debate si debería volver a entrar en la matrix para salvar a Trinity: “Nunca creí que yo fuera el indicado. Pero ella creyó. Es mi turno de creer en ella”, le dice a un nuevo personaje.
Esa línea es lo que define esta cinta, llevando esa relación a un nivel que va a trascender las dimensiones del tiempo y el espacio. Detalle, a lo que Oracle le dijo a Neo durante The Matrix Revolutions, todo comienzo no tiene un final. El amor nunca muere. The Matrix Resurrections de Wachowski, se convierte en una divertida, aunque desordenada secuela metatextual que lucha por encontrar su base narrativa, que se dispara cada vez que Wachowski solo se quiere enfocar en la poderosa pareja.
Al igual que las anteriores “Matrix”, “Resurrections” sigue el patrón de explorar el concepto de la identidad a través de Neo. Su salud mental lucha al principio de la película más que insinúa la disforia de género que siempre ha sido clave para “The Matrix” como un texto trans alegórico. Sin embargo, es algo decepcionante que en 2021, Wachowski no hiciera dicho subtexto más directo que simplemente volverlo a colocar como metáfora.
En cambio, la directora vuelve a depender del concepto narrativo sobre si los recuerdos de Anderson son reales. Si bien Wachowski no proporciona respuestas de inmediato, pero sí juega con las oportunidades metatextuales que brinda la premisa. No solo hace referencias visuales a sus películas pasadas, también critica cínicamente la razón de su regreso: la película se habría hecho con o sin ella, cayendo en manos de cualquier otro cineasta.
Al final el encanto de Matrix Resurrections es la nostalgia y el ver a dos actores queridos nuevamente juntos como es Reeves y especialmente es un placer ver a Moss, pero es una pena verla tener tan poco que hacer. Esta nueva Matrix es una idea que es más emocionante, pero le falta fuerza para volver a brillar.