Nos llega una semi versión de acción en vivo del clásico animado de Disney que tiene algún momento efectivo que incluye un giro impactante, pero nunca justifica su existencia.
Pinocho (2022)
Puntuación: ★★
Dirección: Robert Zemeckis
Reparto: Tom Hanks, Cynthia Erivo, Luke Evans, Sheila Atim, Jamie Demetrio, Benjamin Evan Ainsworth y Joseph Gordon-Levitt
Disponible: Disney Plus
Este año nos llega una de las dos versiones que tendremos del famoso muñeco de madera que sueña con ser un niño de verdad, dos nuevas historias que tendrá su propio estilo y camino, sin olvidar que el año 2020 tuvimos una entrega de acción real dirigida por el gran Matteo Garrone, que se apega más a la historia original de Carlo Collodi que cualquier otra versión de Pinocho.
El Pinocho de Disney ha sido durante mucho tiempo un inadaptado dentro del canon clásico de la empresa del ratón. Muchos encontraron esa película aterradora e inquietante, incluido yo mismo. Es una historia extraña, sobre un títere de madera inteligente que sueña con ser un niño de verdad y, entre otras cosas, es testigo de cómo niños rebeldes se transforman en burros y son tragados por una ballena.
Por lo tanto, tiene sentido que la inevitable (por razones comerciales) nueva versión de “acción real” de Pinocho pase por alto los cines y se dirija directamente a Disney +. Todo un ajuste extraño, además que es la cinta que menos publicidad ha tenido, y viendo lo que salió no sabemos si decir que la cinta es para niños o para adultos. Esta versión libre de la novela de 1883 es una mezcolanza de 1 hora y 40, entre la obra clásica de 1940, la novela y el mundo moderno, que no sabe que quiere ser y es aburrida.
Disney sigue fallando a la hora de recrear sus obras animadas, por un lado intenta ser fiel a esas obras pero la gran mayoría de estos nuevos filmes carecen de magia, alma y corazón, haciendo que ninguna logre capturar lo que la animación brindaba, y esta “nueva” Pinocho, dirigida por Robert Zemeckis a partir de un guión de Zemeckis y Chris Weitz, le falta todo lo que tenía la obra clásica, ni hablar de lo extraña que se ve en ese CGI que no termina de funcionar a la hora de recrear a la marioneta de madera.
La versión de Zemeckis, con Tom Hanks (en el peor papel de su carrera), como el solitario carpintero Geppetto, que aquí vuelve hacer esa figura conmovedora para los niños, que salta y canta valentía en medio del CGI, intentando anclar esta historia de un títere parlante a la emoción humana real, pero que no logra provocar emoción alguna, pese a que el guion le da motivo al personaje que no tenía la película original; es que ahora Geppetoo es un hombre solitario que ha perdido a su hijo (un niño real, a su hijo )y desea desesperadamente volver a ser padre.
Ese deseo, desde “lo más profundo de su corazón”, se hace realidad a través de la magia de El hada azul (Cynthia Erivo), envuelta en un brumoso brillo CGI y, nuevamente, una extraña combinación visual entre el naturalista Geppetto y el animatrónico Pinocho. Erivo es lo mejor de la película con solo una escena al interpretar maravillosamente, When You Wish Upon a Star, la canción característica de las producciones de Walt Disney, que se originó en la película de 1940.
Uno de los puntos interesantes que le agregan a esta nueva entrega es que hacen referencia al presente, y en particular al espectro de la fama que destroza la conciencia. “Ser famoso es ser real”, le dice a Pinocho al estafador tonto con cabeza de zorro Honest John (Keegan-Michael Key), atrayendo al niño con la fama y la oportunidad de “ser un influencer”. Una escena en la que Pinocho se agita en el escenario entre carcajadas en un espectáculo de marionetas dirigido por el monstruoso Stromboli, que sugiere un meta comentario sobre el espectáculo. Este detalle, está bien integrado al material y no se siente tonto o fuera de lugar.
El principal problema de todo este circo que nadie pidió, pero las audiencias ciegas quieren seguir consumiendo, es que su personaje central carece de mucha caracterización o encanto; hasta el acto final, el pobre Pinocho es golpeado principalmente por las maquinaciones de los demás (el pobre Pinocho siempre está perpetuamente confundido). Zemeckis a falta de vida en su historia, el director lo compensa un poco arte: el espectáculo de Pleasure Island es visualmente deslumbrante, lo mismo el escape de la ballena. El gato CGI de Geppetto, Fígaro, pasa de ser una distracción fatal a entrañable, al igual que una servicial gaviota llamada Sofía.
El fracaso de este nuevo Pinocho es para volver a pensar en que está fallando Disney. Por un lado, podemos pensar en la falta de personalidad del filme como si tiene la obra de Garrone. Dos la forma en que toman el material y lo modernizan, y tres, es sobre todo la estrategia corporativa que pesa más ante el arte; sí, hacemos un balance el filme tiene todos esos problemas que deja a la cinta sin magia y sin alma. Sin dudas unas de las peores versiones del muñeco de madera.