El debut cinematográfico de los YouTuber australianos Danny y Michael Philippou es un interesante filme de terror que mezcla el horror común con matices psicológicos, sostenido por una gran actuación de Sophie Wilde.
Háblame (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Danny Philippou y Michael Philippou
Reparto: Sophie Wild, Alexandra Jensen, Otis Dhanji, Joe Bird y Miranda Otto
Disponible: En cines
Los seres humanos por naturaleza somos curiosos, y en ocasiones esa necesidad de ser curiosos nos lleva a cometer errores que salen muy mal, y en la etapa de la adolescencia ese factor se dispara a mil, y peor en estos tiempos donde las nuevas generaciones creen que pueden hacer lo que les dé la gana sin medir las consecuencias, y ese es un punto que el filme de los gemelos Philippou plantea a lo largo de todo el filme, las consecuencias de la irresponsabilidad, sin pensar en los demás.
El filme sigue a un grupo de adolescentes que descubren un “portal” al mundo de los espíritus que resulta demasiado tentador para resistir y con la intención de simplemente “jugar” y hacer el tonto, accidentalmente abren una puerta entre los muertos y los vivos, con consecuencias aterradoras para más de uno. A simple vista la trama aborda el concepto de la idea de la juventud temeraria y el infierno que pueden desatar, un tópico básico del cine de género, pero los directores debutantes asombrosamente le dan un aire fresco, desarrollando interesante los puntos y le crean una atmósfera de terror en todo momento con una combinación aguda de realidad psicológica (duelo, culpa), actualidad potente (adicción, dependencia) e invención fantasmagórica.
La película abre con una escena de una fiesta típica de este tipo de adolescentes muy sorprendente al nivel de la Scream original, luego damos paso a un angustioso encuentro con un canguro atropellado, siendo estos dos momentos los que nos prepara para lo que está por venir. Dos años después de la muerte de su madre, Mia (Sophie Wilde), de 17 años, no sabe lidiar con el duelo y la relación con su padre, que prefiere pasar el rato en la casa de su mejor amiga Jade (Alexandra Jensen), que vive con su madre, Sue (Una desaprovechada Miranda Otto) y el hermano menor Riley (Joe Bird). Cuando un video posteado de unos amigos sobre como usan una mano de cerámica espeluznante para conjurar espíritus malignos se vuelve viral, Mia entre su locura e incredulidad decide participar en el juego: agarrar la extremidad de dicha mano, decir las palabras mágicas “Háblame” y “Te dejo entrar” y automáticamente la persona es poseída por un alma atrapada por un minuto.
Lo que comienza como un poco de diversión pronto se vuelve oscuro, ya que los chicos son cada vez más seducidos por este nuevo poder solo para perder el control de él al puro estilo de películas como Flatliners o Cabin In The Woods. Pero aquí viene un giro interesante, ya que el guion va a dejar de lado a todos los personajes y se va a concentrar en el viaje de Mia hacia el lado oscuro y lo va a retratar como una metáfora sobre las adicciones a las drogas; la descarga de adrenalina, la apertura de la mente, la expansión de horizontes. Su desesperación por un golpe se intensifica cuando se conecta con el espíritu de su madre, haciendo su emoción completamente embriagadora, sacándola del aquí y ahora, borrando temporalmente su tristeza.
El joven Riley también quiere intentarlo, pero su hermana se niega, solo para que Mia ignora las objeciones de esta haciendo que el chico juegue con la mano, pero las consecuencias son desastrosas, desatando una fuerza autodestructiva que los arrastrará a todos a un infierno.
La cinta se está volviendo todo un fenómeno como lo fue el año pasado con Smile. El guion, de Danny Philippou y Bill Hinzman, toca los miedos muy reales, como la muerte de un padre, la naturaleza curiosa del ser humano, el dolor y la soledad, además del atractivo del uso redes sociales, aunque este tema queda muy superficial en el desarrollo de los acontecimientos.
Pese a toda su frescura en la forma que desarrolla a los eventos, el guion no evita caer en lugares comunes, clichés y en ocasiones es muy predecible, de hecho a mitad del filme sabes como va a terminar todo esto, lo curioso es ver como llega ahí. Un gran punto del filme es la forma en como sus directores utilizan el diseño de sonido para construir las emociones o los sustos, incluso utilizan mucho el silencio para hacer el jumpscare.