Desafiantes | Review

Luca Guadanigno crea una cinta tremendamente absorbente y seductora cargada de tensión con una Zendaya magnética, pero, con un Josh O’Connor en plena forma que se roba cada escena y cada diálogo con su mirada y sonrisa.
Desafiantes (2024)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Luca Guadagnino
Reparto: Zendaya, Josh O’Connor y Mike Faist
Disponible: Estreno en cines

Como solo un maestro sabe hacerlo, Luca Guadagnino saca todo su potencial para construir un brillante triángulo romántico combinado con un apasionante drama deportivo, Desafiantes, es sin dudas la obra más complaciente y accesible del cineasta italiano, pero ese aspecto no le quita nada de estilo dentro de su filmografía. Como suele ocurrir en las películas del italiano, la búsqueda del deseo y del amor está en el centro de esta narrativa, pero nunca antes había accionado con tanta teatralidad mientras sigue los altibajos de unos mejores amigos, quienes sueñan con el tenis, la gloria y el ascenso, todo enmarcado por un afecto y un deseo muy codiciado; y ese objeto no es un trofeo de un Grand Slam, es Zendaya; ambos amigos buscarán la manera de lograr su afecto. Josh O’Connor y Mike Faist son esos viejos amigos que tienen mucho que aprender, sobre todo, tanto en la cancha como en la cama.

La estrella en ascenso Zendaya interpreta a Tashi, una antiguo fenómeno del tenis cuya prometedora carrera implosiona debido a una grave lesión en la rodilla. Ahora casada con el campeón de un Grand Slam Art (Mike Faist), y siendo su exigente entrenadora y socia comercial, a Tashi le preocupa que el fuego competitivo de su marido esté empezando a apagarse. Ella lo inscribe en un partido de apuestas bajas para ayudarle a aumentar su confianza, solo que, al llegar al lugar se encuentra con Patrick (O’Connor), el ex mejor amigo de Art y exnovio de Tashi, quien también participará en el torneo. Mientras los dos hombres se enfrentan en la cancha, el guion de Justin Kuritzkes se construye con grandes flashbacks y flashforwards, muy bien construidos para ir armando con precisión la historia de estos tres y como fue que llegaron a este momento. 

Guadagnino es un cineasta que en los últimos años ha sabido ir construyendo una filmografía bastante ecléctica siempre jugando con las ideas del deseo y el amor, y como ambas se unen; por un lado tiene esos conceptos en los melancólicos romances I Am Love y Call Me By Your Name, pero también los ha llevado al terreno del cine de género, ya sea con A Bigger Splash, Suspiria o Bones And All. En su nueva propuesta, Desafiantes, Guadagnino hace un salto en su cine en la forma de construir el filme, y es elaborando una historia jugosa llena de giros y vueltas, sin perder sus dos temas favoritos, el deseo y el amor, estos siguen siendo su eje central, aquí los personajes están a merced de sus corazones.

Zendaya esta imponente como esta atleta convertida en entrenadora, le crees en todo momento que es alguien que desde muy joven sabía lo que quería y no dejaba que distracciones como el amor se interpusiera en su camino. Los personajes pasan sin esfuerzo de ser adolescentes en flashbacks a tener poco más de 30 años en la actualidad, pero es Tashi quien es la más inescrutable sin importar el período de tiempo. Zendaya, la interpreta con confianza un personaje que atrae tanto a Patrick como a Art no solo por su destreza atlética sino también por su sensualidad.

Desafiantes va y viene entre diferentes períodos de tiempo, ilustrando cómo comenzó y terminó su relación entre Tashi y Patrick, y cómo finalmente ella eligió a Art como su marido. Pero nada es nunca simple entre estos tres, ya que la relación de Patrick y Art hay algo más, algo que incluso la propia Tashi sabe, es por eso que ella sabe jugar con esos instintos de deseo que se tienen los amigos, que por alguna razón no han querido ceder.  El director lleva ese aspecto, a una táctica aún más lejos, incorporando también pistas dinámicas en escenas de diálogo entre Patrick y Art, cuyos ardientes enfrentamientos no solo tienen lugar en la cancha.

Si algo se luce aquí, son las secuencias de tenis, que están montadas dinámicamente, dándoles a las escenas una intensidad febril, de angustia, fuerza y mostrando el cansancio de los jugadores resonando en cada fotograma. Ingeniosamente, Guadagnino elimina la silenciosa solemnidad del deporte al reclutar a los compositores de Bones And All, Trent Reznor y Atticus Ross, para crear una partitura con mucho tecno, lo que le da a los partidos una línea de urgencia y de fiesta, lo que hace que el tenis aquí sea algo más que un deporte ingenioso y estimulante. Sin perder nada de su capacidad de aportar sensualidad sudorosa al proceso, Guadagnino enfatiza los cuerpos tonificados y las miradas seductoras de sus actores, sus impulsos sexuales casi tan poderosos como sus golpes en la cacha. 

O’Connor y Faist transmiten hábilmente esa unión, esa pasión que tienen por el deporte como ese deseo que cargan el uno por el otro. Ese vínculo se pone a prueba por el deseo compartido por Tashi. Si bien Patrick podría ser el tradicional “chico malo”, y Art el dulce y sensible, pero la fuerza de O’Connor y Faist hacen que esos estereotipos resulten algo más, y el desarrollo los lleve a otros límites, cosa que Tashi los utilizará para sus negocios. 

Desafiantes es una obra tremendamente absorbente y tensa, con diálogos entusiastas llenos de picardía, que momento a momento, línea a línea y escena a escena, la obra ofrece sensualidad, intriga y resentimientos, todo con la firma de Guadagnino, esos primeros planos, esa partitura punzante, una cinta que se aleja en seguir la fórmula de las películas deportivas, todo construido para llegar a un acto final entre los dos hombres, una raqueta y revelación que te deja con que algo más va a ocurrir en ese instante, pero que nunca lo sabremos.

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