Documental que analiza el desastre del festival Woodstock 1999: mala planificación, un microcosmos de masculinidad tóxica y una cultura libertina.
Woodstock 99: Peace Love and Rage (2021)
Puntuación:★★★½
Dirección: Garret Price
Documental: Imágenes y videos de archivo
Disponible: Estreno en Cines
El nombre del festival de Woodstock es legendario y está arraigado en el mundo de la música, por su valor histórico, especialmente por el ocurrido en el año 1969, todo un suceso donde se buscó encontrar un espacio para la juventud de esa década; luego se intentó hacer de nuevo como ocurrió con gran éxito en 1994, y por ende los organizadores lo repitieron en 1999, sólo que la generación de finales de los 90 no era la misma que la del 69 ni del 94, que estaba marcada por un cambio social que terminó siendo reflejado en los eventos del festival.
Garrett Price director de Woodstock 99: Peace, Love, and Rage, en su filme busca indagar, analizar, crear hipótesis del por qué el evento más grande de la música de la década del 90 salió tan mal, ¿qué situación? especial tuvo que ocurrir para que lo que se suponía que iban a ser tres días de música, alegría y amor, terminaría en una locura con policías, bomberos, fuego, violaciones a cientos de mujeres y muertes.
Para entrar en el espacio de entrevistas y debates, Garret nos muestra lo que la audiencia del festival iba a encontrar, una fusión proto-Fyre de grotescos excesos que la sociedad estadounidense en su mayoría jóvenes, blancos, heterosexuales (los hombres de la Generación X) estaban viviendo, reflejo que eso se notó en las presentaciones de Kid Rock paseando por el escenario con un abrigo de piel blanco o el explosivo Limp Bizkit como el principal atractivo incitando a la violencia.
Woodstock 99: Peace, Love, and Rage captura un evento que se desarrolló con una corriente palpable de misoginia, rabia masculina blanca por pelear unos derechos que ya tenían y especialmente hace un enfoque en el comercialismo cínico.
El festival se llevó en las instalaciones construidas en una antigua base de la fuerza aérea en Roma, Nueva York ( toda una ironía del concepto de Woodstock) que colapsaron bajo el peso de más de 3500.000 personas; pero sin dudas el gran detalle que remarca la película era la falta de agua en el lugar, donde las temperaturas eran a los 37,8 ° C y las pocas botellas de agua que vendían costaban $4.00, toda una estafa dado la situación que se estaba presentando y que los organizadores del festival se hacían de la vista gorda. Como datos que se presentan, se mencionan que más de 1.200 personas recibieron tratamiento por afecciones médicas y que murieron tres personas.
El festival terminó en disturbios, ya que los asistentes, excitados por tres días de música alimentada por la anarquía, quemaron el recinto ferial. Cuarenta y cuatro hombres fueron arrestados, se reportaron 10 agresiones sexuales, pero una mirada superficial a las imágenes mostradas vemos como cientos asistentes masculinos están manoseando a mujeres en topless, como si el amor libre equivaliera a una violación gratuita, incluso se asegura que hubieron más violaciones que las que se reportaron oficialmente.
El director no solo quiere mostrarnos y explicarnos lo que ocurrió, eso ya muchos lo sabemos, el evento de Woodstock 99 quedó grabado en la memoria de la cultura pop, incluso fue transmitido en vivo por la cadena de MTV, una que salió también muy mal parada de dicho festival.
Lo que hace Garret es ir mostrando los hechos que llevaron a ese suceso, como por que el del 94 salió relativamente bien y el 99 desastroso; el filme inicia remarcado como era la sociedad a inicios de los 90 y que estaba pasando en el 99, por un lado los noventas comienzan con la era del grunge Nirvana o Pearl Jam, incluso se dice que la muerte de Kurt Cobain es uno de los puntos que marcan esa década y el sentir de toda una generación, provocando que surja ese rock más anarquista, incluso se dan eventos políticos que remarcan el sentir de esa generación, como por ejemplo se habla bastante del caso de Monica Lewinsky.
Woodstock 99 intenta desenredar varios hilos para comprender lo vivido, entre entrevistas con personas que estuvieron en ambos lados del festival, como son músicos que tocaron Moby, Jonathan Davis de Korn y Jewel, asistentes y críticos musicales, mientras nos muestran fotos y videos de archivos.
Lo que sí deja muy claro el filme es que había una cultura desenfrenada, donde se consideraba que los cuerpos de las mujeres eran, ante todo, para el disfrute de los hombres, especialmente se señala la popularidad de Girls Gone Wild y las revistas como Maxim y FHM, enfatizando que “fue un momento de objetivar a las mujeres”.
El documental es brillante por lo que expone, pero nunca termina de sacar conclusiones de todas las hipótesis que plantea, tampoco hace una reflexión de los cambios generacionales, y simplemente lo deja a que sea el espectador quien presente el ensayo. Por otro lado, se habla con los creadores del evento, pero ellos siguen diciendo que no fue su culpa, incluso uno de ellos todavía sigue diciendo que uno de los responsables fue el comportamiento de Limp Bizkit.
Entonces, ¿A quién culpar del desastre que fue Woodstock 99? no hay respuestas y así termina el documental.